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Voto de Estepario:
9
Drama. Thriller Un joven hastiado de su gris y monótona vida lucha contra el insomnio. En un viaje en avión conoce a un carismático vendedor de jabón que sostiene una teoría muy particular: el perfeccionismo es cosa de gentes débiles; sólo la autodestrucción hace que la vida merezca la pena. Ambos deciden entonces fundar un club secreto de lucha, donde poder descargar sus frustaciones y su ira, que tendrá un éxito arrollador. (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me escapa, otra vez. Otro pensamiento, otra realidad, otro vistazo, otra llamada, otro relámpago de lucidez, y mi pesar existencial me comprime por dentro. ¿Qué ha de ser del hombre cuando despierte y vea que lo que somos?

Hemos pasado del centro a la órbita; de la galaxia, a las galaxias; de la infinitud a las fechas; de los milenios a los billones. El hombre ha perdido su coraza de ilusiones. Y naturalmente es difícil despertar: cuando estamos mucho tiempo a oscuras, nos molesta cuando prenden la luz.

La sociedad, sin embargo, funciona como nuestro filtro perfecto. No creo conocer otro mejor. Otro que sea tan efectivo, y con tanta variedad de instrumentos para que sigamos somnolientos. Y caemos como cebos: nos gusta. Nos gusta la ignorancia; en ésta podemos moldear la realidad a nuestro gusto: somos grandes artistas.

Pero a veces, por la misma velocidad de nuestras vidas, nuestra pequeña y moldeada forma se empieza a quebrajar; naturalmente: no es sólida. De todos lados empiezan a llegar rayos de sol. Los ojos empiezan a doler: los cerramos, es lo único que tenemos a mano.

Preferimos no ver, y de ser posible, tampoco oír. Preferimos correr; preferimos pelear; preferimos estar acompañados (para aguantar mejor el frío); preferimos crear nuestra secta, y a partir de ella nuestro deseos; preferimos darle el nombre “Fight Club”. Con el combatiremos: “Nuestra guerra es la guerra espiritual”.

Quisiera decirles que no, que no hace falta… Pero no puedo; me quebrajo también. El hombre se cierne sobre el hilo de su realidad: dependerá de su estabilidad para seguir subiendo. La realidad pesa mucho: ¿Quién no preferiría el Jardín de Eden en vez de una mota de Polvo?

Pero yo quiero seguir de pie. Quiero la realidad; los rayos de sol me acompañan: la vida está conmigo. Y aunque pueda ser que algunos pasen por momentos muy extraños de sus vidas para poder verlos, me remito a decirles: amigos, ganemos nuestra guerra sin luchar, que en ésta no hace falta.
Estepario
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