Lo peor de este documental es que de sus 55 minutos más de 20 estén "invadidos" por una supuesta "experta" en la protagonista que, como mucho, podría haber participado como una voz en "off", sin que su imagen se incluyera para nada en el documental.

Lo mejor son los casi 35 minutos en que el documental se centra realmente en su protagonista: Soledad Miranda. Una actriz que, a pesar de su muerte prematura, participó en más de 30 películas y fue la musa indiscutible de Jesús (Jess) Franco, director controvertido pero muy importante en la cinematografía de los 60 y 70 en España y más allá de nuestras fronteras.

A pesar de los errores comentados, resulta un documental muy interesante que da a conocer aspectos prácticamente desconocidos sobre Soledad Miranda, las películas más significativas de su carrera y su vida personal.