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España España · salamanca
Voto de brochard:
9
Documental En 1967 Jorgen Leth realizó un cortometraje de 13 minutos llamado "The Perfect Human", un documental sobre el comportamiento humano. En el año 2000, Lars von Trier retó a Leth a rodar cinco "remakes" de dicho corto, cada uno de ellos obstaculizado por una condición que el realizador debía respetar escrupulosamente. El resultado, cinco variaciones sobre el mismo tema, es un inteligente ejercicio sobre el arte de hacer cine. FILMAFFINITY
14 de septiembre de 2010
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Von Trier proyecta sus fantasmas en Leth para realizar un ejercicio catárquico de primer orden. La disciplina que le impone, a fin de acabar derribando la ficción de perfección y fría distancia tras la que Jorgen supuestamente se cobija, no es otra cosa que autodisciplina proyectada tendente a romper un muro que contiene la “despreciable humanidad” de Lars. En un principio alega que intenta llevar al límite a Leth con cada zancadilla, esperando el momento crítico en el que su ficción protectora caiga, se vean sus verdaderos temores, y se atreva a afrontarlos en vez de evadirlos engañándolos. Pero Leth sale indemne de cada prueba y el atacante acaba retratándose, mostrando que el que reprime su “humanidad” mediante una ficción personal es él, que busca una catarsis que le libere.
LVT reta a Jorgen Leth a rehacer su corto El ser humano perfecto 5 veces, todas ellas con diversos impedimentos preestablecidos por él. La intensidad emocional de las condiciones comienza a ser importante a partir de la 2ª, en la que Lars reta a Leth a interpretar él mismo a su ser humano perfecto en un entorno de drama social, a fin de retratar el contraste entre humanidad y la fría perfección de su personaje. Como es de esperar, esto da lugar a una situación chocante, casi violenta, por la que Leth llega a pasarlo mal. El intento de Leth de minimizar el contraste buscado mediante una treta no hace sino espolear más aún a Lars, que le propone rehacer el corto sin condiciones. La relación de poder que se había establecido entre el que ordena (Lars) y el que obedece (Leth) se había afianzado de tal manera que la sugerencia desorienta a Leth, hasta el punto de que le resulta difícil cumplir la condición. Finalmente lo consigue, retratando a un ser humano muy distinto al del corto original, imprevisible e irracional el hombre, sexual, experta y rica en sensaciones la mujer, ambos despreocupados por las convenciones sociales. Lars opina que esta condición tampoco ha hecho mella en Leth, por lo que intenta torpedearle de nuevo obligándole a hacer un corto de animación, género aborrecido por ambos. Leth retrata su dejadez y hastío ante el proyecto al comienzo de la narración, para luego mostrarse receloso respecto al ser humano perfecto mediante una serie de preguntas, que dejan entrever la más que posible vanidad del concepto original. El resultado estético es realmente atractivo, así como el mensaje profundo, por lo que Lars no se da por satisfecho. Entonces ordena a Leth realizar un último corto en el que deberá leer un discurso escrito por el propio Lars, sin previo conocimiento por su parte del contenido de éste. Dicho contenido no es otra cosa que la confesión de Lars de lo expuesto al principio de la crítica, todo ello puesto en la boca de Leth.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
brochard
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