La vida en un pueblo pequeño puede ser difícil para aquellos que, como Ricky (Michelle Hendley), son considerados diferentes. Su relación con Robby (Michael Welch), su mejor amigo de la infancia, y su pasión por la moda son protagonistas en su día a día hasta que una nueva chica llega al vecindario.

El propio título del filme remite a la serie británica creada por Elliott Kerrigan en 2015 para la BBC y con la que comparte más que el nombre. Al igual que la protagonista de esta ficción televisiva, Ricky no esconde su condición transgénero y en cuanto conoce a Francesca (Alexandra Turshen) siente la necesidad de contar su historia con la intención de comenzar una relación con total sinceridad. Como resultado de la reacción positiva de Francesca, la joven pasa a formar parte de la rutina de Ricky, compartiendo juntas aficiones que la protagonista tenía reservadas para sí.

En este punto de la narración, donde las jóvenes inician un proceso de experimentación sexual, aparecen cuestiones que aún hoy día siguen conduciendo a confusión: orientación sexual e identidad de género. Desde el punto de vista del tratamiento del tema, Boy meets girl ofrece una visión muy natural de lo que significa ser trans y sentirse atraída por alguien que comparte tu mismo género. A pesar de que la representación de Ricky no cae en estereotipos reservados para este colectivo, sí que recibe un trato despectivo por parte de la sociedad, que no duda en cosificarla; aspecto que dota de realismo al relato debido al constante rechazo que este colectivo afronta diariamente. No obstante, es realmente interesante el reflejo de la libre conciencia del hermano pequeño de la protagonista que, alejado de los roles de género, se cuestiona si es él el raro de la familia por sentirse bien en el cuerpo que ha nacido.

Las dificultades surgen cuando Ricky y Francesca se cuestionan seriamente qué están haciendo y adónde les lleva su relación. De este modo, se plantea el dilema donde se enfrenta aquello que uno desea hacer y aquello que cree que debería hacer. Sin embargo, ¿cuál es la conclusión a la que llegan los personajes? La vida que merece la pena vivir no es aquella que no presenta dificultades, sino la que a pesar de su complejidad te hace verdaderamente feliz.

Crees haberte encontrado y, de repente, te das cuenta de que no es así, aún no te conoces totalmente. Eso es Boy meets girl, una reflexión sobre el largo proceso de autoconocimiento y la determinación de emprender el viaje hacia tus sueños.

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