Anodino western realizado, curiosamente, por un buen director como Charles Vidor, quien nos mostró varias obras de entidad como, por ejemplo, "Gilda" o "El fabuloso Andersen".

Y lo curioso es que el material de este film era prometedor, con tres de los temas más serios y recurrentes en el género (la expiación de culpas por parte de un pistolero que desea olvidar su pasado, el sentido de la amistad y la corrupción por parte de los sectores poderosos y gentes "bien pensantes" de una ciudad) estropeados por continuos e irritantes toques humorísticos sin ningún sentido y, en especial, por una historia narrada con ritmo entrecortado, prematuramente previsible, sin garra ni solidez alguna, consecuencia de un guión mal trabado y de una puesta en escena desaliñada en su totalidad.

Incluso las actuaciones de los actores y de las actrices principales -la de los secundarios mejor obviarlas- rozan la dejadez, moldeando a sus personajes como simples esbozos, carentes de cualquier profundidad o evolución psicológica.

Una película, en fin, que en teoría parte con excelentes ingredientes (eso evita el verdadero desastre) y que en la práctica solo se nos muestra una triste cinta con apariencia de encargo y plasmada con apabullante abulia.