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Uruguay Uruguay · Montevideo
Voto de Atilio:
4
Drama Sintiéndose abandonada por sus amigos que ya están viviendo vidas más adultas, Milo decide ser el vientre de alquiler de un hombre gay que conoce en un bar. (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En obras como estas es necesario tener mucho cuidado en hacer algún comentario porque hay una hiper sensibilidad en estos tiempos con el tema de los derechos de la mujer, de género y otros paradigmas actuales. Haciendo honor al poco feliz refrán "el que avisa no traiciona" adelanto que mi breve reseña está hecha desde la perspectiva de un varón, anciano y sin hijos por opción deliberada.

Parece ser que la inmensa mayoría de los humanos poseen una pulsión, una necesidad irrefrenable, casi una cuestión instintiva que no puede evitarse de procrear y dejar una descendencia biológica de sí mismos. Confieso que nunca experimenté tal sentimiento, y seguramente por ello me cuesta entender ese "llamado de la naturaleza", aunque no dejo de respetar profundamente a quienes son tocados por esta característica de la especie. En realidad lo que me resulta difícil de comprender es que cuando existe imposibilidad de fertilidad, por las razones que sean, se recurra a maternidades o a paternidades sustitutas, y a veces a ambas simultáneamente. Millones de niños y adolescentes huérfanos, abandonados y no queridos esperan ser acogidos por otros seres que no pueden procrear.

En esta Milkwater la paternidad deseada por un integrante de la comunidad gay recurre a una mujer que subrogará su vientre nada mäs que para complacer la necesidad de un desconocido. Obviamente que el libreto no desaprovecha la oportunidad de involucrar los sentimientos de la mujer que ya en pleno embarazo empieza a sentir que el ser que está en camino es suyo pero que deberá entregarlo según el compromiso asumido.

Todo con un planteo muy poco creíble, emociones que no se transmiten más allá del bostezo y la sensación de una oportunidad perdida para explotar un tema que daba para un poderoso melodrama. Pero el realizador no se decide por el género: no es drama, no es comedia, no es una tesis ética, en fin más allá de grandes actuacciones especialmente de los dos protagónicos (Molly Bernard y Alexander Hodge) y de una estupenda banda sonora, esto parece un telefilme al que le falta mucha leche pero le sobra demasiada agua.
Atilio
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