El eclipse… el sol animado del amanecer en sueños abriendo las piernas… El milagro… la lluvia de estrellas: ‘Lo que sigue es el dolor prolongado de los filipinos.’
La siempre dosis de cine internacional busca nuevos horizontes en el planeta Tierra ante la vorágine del complemento cinematográfico. Siempre lo nuevo prima y se desea hallar lo que sea diferente. Lo distinto se ve con mejores ojos, como si de un tótem alienígena cegase a los espectadores y a sus resplandecientes gafas de pasta gruesa. Desde Bollywood hasta el cine iraní y ahora el cine filipino. Raya Martin es un cineasta joven que en nuestro país no pasaría del autorísmo amateur. Decir que es un enfant terrible sería igual de paródico que etiquetar con el mismo término a Pedro Temboury.

Su cine no me parece absolutamente provocador ni sus documentales con un mínimo de eficacia tal y como han mostrado cineastas contemporáneos como Jia Zhangke o Wang Bing. Rodar en digital y rodar con una videocámara casera son cosas diferentes aunque en “Short film about the indio nacional” demuestra méritos y virtudes en un contexto alejado del documental: una película muda que adapta y recrea la independencia de los filipinos en el siglo XIX para lograr la separación de España.

Según el cineasta se intenta trabajar sobre dos formatos: analógico y digital; respecto al primero con la utilización de imágenes paridas del documento y lo segundo mediante la reconstrucción minimalista. Raya habla de Parajanov, Tarkovsky o Sokurov, cita a Wes Craven, Tobe Hooper o Carpenter. Se atreve a citar a la avant-garde estadounidense de los cincuenta y setenta y el nombre de Warhol. No le faltan referencias pero sí creo que le faltan resultados.

Una mujer no puede dormir y su marido decide, ante su inquietud, comenzará narrarle la historia como motor de arranque. Se busca una manera de contar la historia como propia intranquilidad del cineasta y se utiliza la inteligente simbiosis del simbolismo, como el eclipse, o innumerables detalles que hablan sobre la colonización e ‘invasión’ de Filipinas.
Puede que Raya salga de casa de sus padres para ser formado por el mismísimo Festival de Cannes en Paris… y, un día, se haga cineasta y veamos aquello de ‘Lo que sigue es el talento prolongado de los filipinos.’