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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
4
Romance. Drama Tres épocas (1966, 1911, 2005) y tres historias, interpretadas por la misma pareja de actores, Shu Qi y Chang Chen. Un cuento sentimental que evoca la triple reencarnación de un amor infinito. 1966, Kaohsiung - El tiempo del amor: Chen conoce a May, una chica que trabaja en los billares donde él suele ir. Juegan una partida y el joven le cuenta que se va a hacer el servicio militar. De permiso, Chen vuelve para verla, aunque ella ya no ... [+]
1 de diciembre de 2006
31 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte que desprende el cine de Hou Hsiao-Hsien es difícil de valorar ya que depende de una conexión y predisposición del espectador. Demasiada en este caso.

Opta por un tratamiento que desvincula las imágenes del texto para que finalmente se respalden. Los personajes desarrollan la historia creando imágenes, el texto viene después. No son actores que recitan los diálogos para encadenar los acontecimientos. Su esencia es el movimiento que es lo que hace evolucionar la historia.
Ese es su gran acierto, aunque semejante ensayo cinematográfico corre sus riesgos ya también desvincula el cine como ejercicio visual-sonoro del entretenimiento en forma de aburrimiento y sopor (insostenibles en su segunda historia).

Visitando su filmografía uno encuentra en “Millennium Mambo”, su mejor película en mi opinión, el punto de partida e inflexión hacia nuevos horizontes, donde se abría el camino visual-sonoro que también utilizan otros directores orientales como Tsai Ming-liang o Wong Kar-Wai con fines tan similares (causa) como diferentes (efecto).
Pero en “Millennium Mambo”, que también tenía sus carencias narrativas al desprender una excesiva lentitud para contar una historia de sentimientos tan sencilla como profunda, Hsiao-Hsien salvaba la película gracias a un recurso literario-cinematográfico tan simple como efectivo: el narrador, la voz en off.

En su posterior homenaje al cine de Ozu (o adaptación a los terrenos fílmicos de Hsiao-Hsien – “Café Lumière”) se notaban en demasía ambas virtudes y carencias. La libertad cinematográfica en una puesta en escena ejemplar frente al desarrollo narrativo planteado en imágenes y silencios.
Era una película difícil, arriesgada con una magnífica recta final que salvaba los muebles, pero nada comparable a su definitivo salto al vacío (“Three times”), donde Hsiao-Hsien a través de tres historias con una puesta en escena minimalista retrata tres amores gracias a una amalgama sonora:

“El tiempo del amor” (más a lo Kar-Wai) posiblemente sea la más agradable, sincera y emotiva desde un punto visual-sonoro.

“El tiempo de la libertad” es el ensayo cinematográfico definitivo de Hsiao-Hsien, donde desvincula por completo el texto de la imagen homenajeando al cine mudo. Es también la más indigerible y contraproducente. No apasiona ni resulta magnética, aburre hasta el infinito.

En el “El tiempo de la juventud” el espectador está muerto y agotado; y encima Hsiao-Hsien demuestra que está más cerca de los directores orientales de quinta generación (Zhang Yimou), incapaces de retratar el mundo moderno que nos rodea, que de los nuevos avatares de la modernidad oriental (Jia Zhangke).

De todos modos "Three times", para admiradores o espectadores en busca del sueño, despierta la madurez de un cineasta incómodo y arriesgado. A tener en cuenta en festivales y listas de sicarios.
Maldito Bastardo
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