Lástima lo de Tanya Roberts, una de las actrices más preciosas de los 80 que tras una época de fama desapareció completamente (me huele que es la historia de muchas). Empiezo hablando de ella porqué (supongo que ya en su época todos lo sabían) ella es el gran atractivo de esta película, verla paseando por ahí ligerita de ropa, descalza y con el pelo al viento, como a Paula Vazquez en aquel programa de la isla.
No conozco el cómic en qué se basa pero al parecer es una de tantas versiones femeninas de Tarzán que poblaron los "comics-books" americanos en los 40-50, siempre chicas esculturales y ligeritas de ropa (lo que excitaría la imaginación tanto de los lectores como de los propios dibujantes) que salvaban a intrépidos exploradores (o a veces eran salvadas) de los peligros de una selva africana totalmente imaginaria, nada qué ver con el África de verdad.
Y ese el gran lastre de la película, además irremediable, qué nos muestra el África de verdad y no esos ridículos decorados de cartón-piedra de las pelis de Weissmuller y a saber cuantos seriales de los años 40, con selvas interminables, ríos caudalosos, lianas, cocos y leones y cocodrilos en cada esquina, y lo que es peor, negros medio tontos gobernados por obesos jefecillos y malvados hechiceros y siempre al servicio del gran cazador blanco. Pero es qué Hollywood era entonces abiertamente racista, ya estamos en otra época (por suerte) y los negros aparecen como seres buenos o malos pero inteligentes.
Vamos, que nadie espere una obra maestra porqué era imposible (el otro prota, el guaperas Ted Wass, tampoco cumple), pero entretiene y eso es lo que cuenta. Puro cine aventurero de los 80.