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Voto de Alan Smithee:
9
Drama Narra la historia de cuatro jóvenes que comparten piso en un apartamento de Tokyo. Justo cuando unos casos de asalto empiezan a suceder en su barrio, llega al apartamento Satoru, un joven de 18 años que trabaja como chico de compañía. Y poco a poco las cosas empiezan a cambiar en la vida del apartamento... (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy una analfabeta total en lo que se refiere a cine japonés, aunque reconozco cuando fui a ver esta película en concreto no sabía nada de ella. Uno de los amigos con los que fui me la describió apresuradamente como "una comedia sobre unos compañeros de piso a los que les pasan cosas." Debo decir que mi sorpresa fue grande... y grata.
Lo que vi fue la descripción detallada de una serie de personajes, de uno en uno; cada uno más complejo e interesante que el anterior. Algunas escenas son algo lentas pero, a diferencia con otras películas asiáticas que no mencionaré, esas alteraciones de ritmo sí que están justificadas.
La estructura está llena de trampas. Sales con la leve sensación de que te han tomado el pelo, de que nada podía anticipar el inquietante final. Esa sensación se va desvaneciendo cuando lo piensas un poco.
Lo que pasa es que las comedias de amigos y colegas nos tienen muy mal acostumbrados: damos por sentado que un grupo disfuncional de personas que tienen que convivir darán lugar a una serie de historias llenas de moralina ("tenemos que aceptarnos como somos y a los demás; hay que estar abierto a todo y no juzgar..."). "Parade" lleva esta simple y engañosa filosofía al extremo. Algunas de las situaciones descritas no son las típicas con las que se encontrarían los protagonistas de la factoría Apatow o, en televisión, los de "Friends"... Pero si fueran coherentes, tendrían que admitir que esta película, además de ser extrañamente hermosa, contiene todos los elementos de un análisis detallado de las actuales "amistades de conveniencia" que tanto nos hacen disfrutar a un lado y al otro de la pantalla.
Una experiencia inolvidable la de ver (y entender) esta película sin límites y con cierta ambigüedad que, al final, el espectador casi agradece.
Alan Smithee
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