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Voto de Joc Friend:
4
Comedia Carolina (Paz Bascuñán) tiene una vida perfecta, hasta que descubre que no puede tener hijos…el mismo día en que su esposo la deja por su mejor amiga…a quien acaba de dejar embarazada. El quiebre emocional hará que Carolina pierda sus cabales, razón por la que es internada en una clínica psiquiátrica, donde conocerá a un grupo de "locas" que la ayudarán a sanarse y reencontrar su camino. (FILMAFFINITY)
23 de enero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El trastorno bipolar genera que una persona pueda pasar de momentos temporales de alegría o euforia a tristeza y desesperanza. Esta característica suele ser nominada como una enfermedad mental y sus tratamientos pueden consistir en la ingesta de pastillas medicadas.

Pese a que el espacio temporal que analizaremos es mucho más corto que aquel que define a la bipolaridad, durante la película “No estoy loca” nos adentramos en una lógica de polos muy marcados. Nos encontramos así con pasajes cómicos, dramáticos y reflexivos, en una narración que al cierre no sabemos si podremos clasificar como de un género cinematográfico específico.

Todo parte incluso antes de sentarse en la sala del cine. El feedback que se tiene de este estreno es que está dirigido por Nicolás López, el tipo de los lentes que se ha ganado un espacio en la escena cómica de Chilewood. Pese a su cúmulo de producciones, no podemos sino pensar en la trama ligera de “Qué pena tu vida” y en ese humor que es puesto en escena a través de realidades más bien lejanas al público común, proviniendo cada personaje de una esfera social más bien definida y acotada al mundo de los sectores acomodados. Y como el humor se trata de generar un vínculo entre vivencias comunes y asociaciones de hechos ficticios con realidades cotidianas, la carcajada acostumbra a provenir, en este caso, de un público menos masivo.
A eso, se le suma la actuación de Paz Bascuñán. La intérprete de “Soltera otra vez” es la protagonista de esta película, con el mismo personaje que se le ha visto caracterizar tantas veces: la mujer buena onda, aproblemada y poco resuelta. A veces, incluso llegamos a preguntarnos si ella no será así tras las cámaras.

Estos dos indicativos crean la predisposición de la que hay que intentar despojarse. Y, a decir verdad, los primeros minutos de “No estoy loca” sólo consiguen reafirmar aquellas premisas.

Lo interesante es el giro de la narración. De un momento a otro, mientras nos descuidábamos creyendo que se trataba simplemente de una película sosa y humorísticamente liviana, López genera un vuelco genérico que nos muestra otro tipo de película, dentro del mismo film. Es la parte dramática, la tristeza, la reflexión. Algo súbito e inesperado.
Así, nos encontramos con la otra cara de los personajes, con su lado más psicológico y menos vacío. Extrañamente, todo en el mismo contexto de una película humorística, con chistes que pasan a cumplir el mismo rol de la publicidad, cuando estamos viendo algún programa de televisión. El chiste ya no es nuclear, sino un simple acompañamiento.
En pocos minutos, el espectador pasa de una sonrisa o bostezo (dependiendo si disfrutaba lo que veía) a algo que demanda un poco más de reflexión y menos liviandad. Tal como cuando una persona que padece trastorno bipolar se sumerge en sus tiempos de tristeza, tras un espacio de euforia.

Parece tétrico, pero “No estoy loca” genera un poco de esa locura en el espectador. Nos volvemos a cuestionar sobre lo que vinimos a ver, lo que es parecido a esa sensación que generan los humoristas en el Festival de Viña, cuando tras una rutina sólida, se ponen a llorar a mares y apelan a las lágrimas de quien hace un rato se agarraba el estómago de tanto reír.

Es el mundo en el que vivimos, una realidad de estímulos cambiantes, que justamente pueden estar al inicio de los trastornos psicológicos. Donde el sentimiento no alcanza a comprenderse, a procesarse o a interiorizarse.
Es por eso que el lema de “No estoy loca” retrata muy bien todo este entramado de estímulos rápidos. “La mejor venganza es ser feliz”, reza el film, olvidando que ser esclavo del otro para ser feliz es seguir girando en el círculo vicioso del sadomasoquismo. Externalizar la alegría es un modo de nunca ser feliz, favoreciendo, justamente, al mercado estimulativo.
Joc Friend
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