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España España · Oviedo
Voto de Gould:
10
Drama. Romance Harry Pulham, miembro de una destacada y aristocrática familia de Boston, pasa sus primeros años en la Universidad de Harvard. Tras el paréntesis de la guerra, Harry acepta un trabajo en una importante agencia de publicidad de Nueva York, donde conoce y se enamora de la bella Marvyn Miles, pero la muerte repentina de su padre le hace volver a Boston. Decide quedarse a vivir, pero Marvyn no puede soportar el ambiente de puritanismo que ... [+]
4 de septiembre de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escondida joya un poco olvidada del maestro King Vidor llena de la indefinible emoción de los grandes clásicos en cada uno de sus imprescindibles fotogramas. En los soberbios cuatro minutos iniciales Vidor ya nos retrata a la perfección a Harry Pulham (Robert Young), un ejecutivo de mediana edad, que trata de escribir para una reunión de antiguos alumnos su autobiografía, lo que le da pie para realizar un ejercicio de memoria través de una serie de flashbacks, donde rememora su vida pasada y, en especial, la relación amorosa con su compañera de trabajo Marvin Myles (Hedi Lamarr). Bajo un ligerísimo tono de ironía la película ventila cuestiones fundamentales sobre la vida, la felicidad, el paso del tiempo o el amor. Al mismo tiempo es una reflexión sobre la crisis de la mediana edad, un somero y premeditadamente lábil repaso a la historia de EEUU en los primeros 40 años de siglo XX y también una profunda radiografía de las diferencias sociales, económicas y culturales entre Boston y New York en una época en que todo ese mundo caduco iba a saltar por los aires con el bombardeo de Pearl Harbor de 1941. Film brillante, profundo, lleno de detalles maravillosos que uno sólo aprecia en todo su valor en la segunda o tercera visión y cuyo gozo renovamos con aclamación cada vez que la volvemos a ver, posee una serena pero ineludible melancolía y un sosegado fatalismo que impregna todo su metraje y que nos atrapa por completo. La interpretación de Robert Young es sencillamente perfecta y es fruto justamente de una actuación sin pretensiones –este es su impagable mérito- y Hedi Lamarr, más bella que nunca, fascinante, demuestra una vez más por qué está tan alto en el panteón de la colina sagrada. Si en “The crowd” (1928) asistíamos a la historia de un hombre común ahora asistimos a la reflexión de ese hombre común. “Soy feliz como cualquier ciudadano medio” dice Harry en un momento. Obra maestra.
Gould
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