Biopic sobre la vida del almirante John M. Hoskins, herido en 1944 en una explosión a bordo del portaaviones USS Princeton, que le hizo perder una pierna lo que no le impidió capitanear otros navíos, luchar en la guerra de Corea y convertirse en uno de los pioneros en el desarrollo de los aterrizajes de aviones a reacción en portaaviones. Rodada con prosaica parsimonia por el director de serie B John M Auer, el trabajo verdaderamente deficiente –fíjense en su expresión cuando recibe el mando del reconstruido portaaviones- del en muchas ocasiones entonado Sterling Hayden –son míticos sus trabajos en “Johnny Guitar” (1954) de Nicholas Ray o “The killing” (Atraco Perfecto, 1956) de Stanley Kubrick- no contribuye a mejorar una historia que, en otras manos, hubiese reportado, al menos, una cierta dignidad narrativa y no esa inexpresividad generalizada que la caracteriza. Lleno de inverosimilitudes –esa ventana en el hospital que da ¡directamente al Astillero!- y afectada por una desconsolada desgana, resulta difícil encontrar cualidades a esta típica historia de hombre capaz de superar todas las dificultades del mundo. Muy floja.