Cuando uno piensa en Umberto Lenzi lo primero que se le viene a la cabeza son el díptico caníbal "Comidos vivos" o " Caníbal Feroz" de lo mejor que ha dado el subgénero en Italia o la divertidísima " La invasión de los zombies atómicos". Pero no sólo ha cultivado el cine de terror, como buen artesano de la serie B italiana ha tocado todo tipo de géneros del cine de pipas, y si hay uno donde más ha ahondado tanto como en el anterior es en el poliziesco, esas pelis de policías y ladrones que tanto bebía del blackxploitation, tanto como el cine quinqui de De La Loma. Uno de sus mejores es la excelente y violenta Milano Odia, con un extraordinario y cabron Tomas Milian y el poli que le pisa los talones, Henry Silva. Precisamente él es el que protagoniza este otro del director, que bebe de Death Wish con Charles Bronson, curiosamente estrenada dos años antes, y que creó tendencia en el cine de serie B. Pero una versión bastante light, sobre todo tratándose de quién la dirige, menos bruta, trepidante y loca de lo que nos tiene acostumbrados. Después de un buen inicio se hace reiterativa con el drama de la pareja y las investigaciones y seguimiento de los que mataron a la hija. La peli sigue entreteniendo pese a no ser tan políticamente incorrecta o bestia de lo que nos tiene acostumbrados, y el estallido violento llega en su parte final, por cierto lo mejor del film.