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España España · Madrid/Murcia
Voto de Harvsi:
9
Comedia. Drama Una mujer descubre que padece una enfermedad terminal y decide ocultárselo a su familia y hacer que los pocos meses que le quedan de vida sean los más felices para sus seres queridos. (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres secuencias:

Al igual que ocurre con Joseph H. Lewis, cuya filmografía está repleta de hallazgos formales que claramente destacan y uno tiende a recordar por encima del conjunto (la niebla a causa de una aparente falta de medios al final de "Gun Crazy", la presentación de la protagonista mediante un travelling a sus espaldas resistiéndose a aparecer en "My Name is Julia Ross", el momento mudo en "The Big Combo"…), "No Sad Songs for Me" también la percibo como una de esas películas clásicas que, aunque no adquieren esa redondez formal ni esa perfección estética que pueda tener, por ejemplo, "Pickup on South Street" de Fuller, sí posee ciertas decisiones propias de una conciencia autoral que a uno se le quedan clavadas.

Además de las dos fascinantes y preciosas secuencias finales, donde es evidente que la película brilla tanto en el momento de la lectura como en el del piano (puestas en relación de manera muy inteligente), hay otra donde se sintetiza todo el espíritu de la cinta y la belleza asoma con más elegancia y ternura. En el invernadero, mientras vemos a Margaret Sullavan y el escorzo del doctor que acaba de llegar —justo antes de pasar a un primer plano donde nos encontraríamos mucho más cerca y a solas con ella—, expresa esa reflexión que a cualquier espectador se le queda grabada después: «Suddenly I realize that what really matters isn’t how long do you live, but how».

El guion:

Aunque no tenga sentido —y mucho menos ahora—, uno se pregunta qué podría haber ocurrido si el guion de Howard Koch hubiese caído en manos de Minnelli o Ray —no digamos de un Douglas Sirk de apenas cinco años después—. No puedo evitar soñar con esas hipótesis porque, a mi juicio, la intensidad y belleza de la película podrían haber sido bastante mayores teniendo un guion tan fértil y tan sugestivo. No es que Rudolph Maté no sea buen cineasta, ni mucho menos —de hecho, ya solo con "D.O.A", la otra cara de la moneda con la que esta cinta guarda muchísima más relación de lo que a priori parezca (ambos protagonistas en un determinado momento se encuentran ante un final inexorable), demuestra un talento indiscutible en la puesta en escena—, pero quizá esa historia sobre el papel hubiese terminado de florecer al máximo si alguien como Sirk —que otorga a sus obras una fuerza estética y una emoción que echo algo en falta— se hubiese encargado de plasmarla en imágenes.

Esta es una obra austera, contenida y muy bella, conscientemente optimista y alejada del melodrama. Era muy difícil que resultase una película mala teniendo ese material entre manos. Pero uno no puede evitar pensar que por el tema (sin renunciar al espíritu esperanzador que tiene), y conociéndoles, quizá habría terminado de despegar del todo si se hubiese hecho cargo de ella otro de sus contemporáneos. En cualquier caso, maravillosa.
Harvsi
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