Es una serie para pasar el rato, como cualquier otra de las que ponen a esas horas, tiene sus personajes curiosos, cada cual con sus problemas y particularidades, siendo, a mi parecer, uno de los más logrados tanto en vestuario, como en peinado y carácter, el de la mala de turno, Dª Francisca, que aún queriendo parecer muy mala, tiene un puntito tierno y no consigue hacerse odiar por ninguno de los personajes, excepto por su hija Soledad.
Es un pueblo en el que parece que todos están demás, listos para hacer visitas a cualquier hora del día, menos el tabernero y su hija que… ¡a esos sí que se les ve trabajar…! La doctora parece que no tuviera mas pacientes que atender y el cura siempre rondando por la casona y sin mas remedio que guardar varios secretos de confesión, ¡al pobre hombre le va a dar algo por no poderlos contar!
Pepa (la partera), una muchacha humilde y sin familia, ahora resulta que se encuentra con una madre muy buena que la hace heredera de su fortuna y un montón de hermanastros y con un hijo por ahí perdido y del que ya se ha olvidado de llorarle al creerle muerto; es una historia realmente fuera de lugar, increíble.
Y para colmo, la familia del Alcalde, cada cual más tonto, cada día con un son, solo sirve para poner un poco de humor entre tantos problemas, aunque den ganas de meterles un sopapo.
No es necesario sentirte como una esclava de la serie, puedes salir de compras, ir de paseo y no verla a diario, porque se le coge el hilo una y otra vez.
En fin, es un típico culebrón para rellenar la tarde, que por otro lado no está mal para no aburrirte mientras planchas, por ejemplo, en lugar de tragarte los penosos bodrios de otras cadenas con también penosos personajillos de actualidad.