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Voto de VALDEMAR:
4
26 de junio de 2014
23 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Académica y voluntariosa película del espléndido actor Ralph Fiennes, en la que encarna de manera intachable a un carismático y alegre Charles Dickens.
La película sabe retratar de modo veraz y creíble la esencia y el alma creativa del autor victoriano, por lo que, supuestamente, todos los que amamos la obra de Dickens deberíamos sentir lo mismo hacia La mujer invisible, pero no, porque la peli de Fiennes, a diferencia de la obra del escritor, es un rollo insoportable, sin chispa ni encanto.
Las canitas al aire propias puede que entretengan, pero las ajenas, a no ser que se sea un cotilla, no tienen el más mínimo interés narrativo. Qué más te da. Así pues, de tan importante caballero, lo único que ilumina la película es su jovial temperamento y su relación con el también brillante y divertido Wilkie Collins. El resto es un latazo de ritmo lánguido, muy bien ambientado y narrado de forma fría y distante.
Al que sea que toca el violín de manera tan barroca y vigorosa en la banda sonora, me entraron ganas de matarlo. Y a Felicity Jones, lamento decirlo, no me la creo. No alcanzo a comprender como un hombre tan singular pierde el seso por una mujer tan insípida.
Una peli pulcra y flemática. Demasiado. Más que victoriana, parece una historia de amor frígida.
La película sabe retratar de modo veraz y creíble la esencia y el alma creativa del autor victoriano, por lo que, supuestamente, todos los que amamos la obra de Dickens deberíamos sentir lo mismo hacia La mujer invisible, pero no, porque la peli de Fiennes, a diferencia de la obra del escritor, es un rollo insoportable, sin chispa ni encanto.
Las canitas al aire propias puede que entretengan, pero las ajenas, a no ser que se sea un cotilla, no tienen el más mínimo interés narrativo. Qué más te da. Así pues, de tan importante caballero, lo único que ilumina la película es su jovial temperamento y su relación con el también brillante y divertido Wilkie Collins. El resto es un latazo de ritmo lánguido, muy bien ambientado y narrado de forma fría y distante.
Al que sea que toca el violín de manera tan barroca y vigorosa en la banda sonora, me entraron ganas de matarlo. Y a Felicity Jones, lamento decirlo, no me la creo. No alcanzo a comprender como un hombre tan singular pierde el seso por una mujer tan insípida.
Una peli pulcra y flemática. Demasiado. Más que victoriana, parece una historia de amor frígida.