Suena ahora mismo en mi ordenador la voz de Chrissie Hynde cantando «Forever Young», canción incluida en la banda sonora de «Liberad a Willy 2» y que cierra los títulos de crédito. Joya musical compuesta por Bob Dylan, artista con unas canciones que son temazos siempre y cuando las canten otros. En este caso, el grupo «The Pretenders» hizo lo propio para disfrute de oídos y alma. Esto es música, por favor.

Música acorde con la película que nos ocupa, la segunda parte de la orca Willy y el, ya adolescente, Jesse. Las familias animal y humana aumentan, y los problemas medioambientales pondrán en peligro la vida de Willy y sus hermanos. La unión hará la fuerza, y Jesse, mucho más sociable y con la cabeza mejor puesta, arriesgará hasta la vida por su amiga orca al mismo tiempo que aprende alguna que otra lección que le quedaba por aprender, como el compartir y el comprender al otro. El reparto juvenil está en su salsa y los adultos igual de convincentes. Los animales, encantadores.

«Liberad a Willy 2» empieza peor que la primera entrega, con un planteamiento que parece desgastado pero que, muy al contrario, se desarrolla con vigor y mucha sensibilidad. De hecho, he vuelto a llorar, no he podido evitarlo; ese momento bajo las aguas y entre el fuego, con el tema de Poledouris de fondo, impulsando las escenas de grandiosidad y belleza... bueno, bueno, impresionante.

Los usuarios continuáis penalizando una saga que tiene todos los ingredientes para agradar a niños y adultos. Que pena. Con lo bien que sientan las dulces bocanada de aire puro.