Incomprensible que si, en una ecuación se mezclan:

a) Joel & Ethan Coen - Creadores de algunos de los guiones más brillantes que ha dado el cine independiente americano durante los últimos años.
Hasta ese momento, habían firmado ya el de una joya llamada Blood simple, a la que luego sucederían otras como Fargo o Muerte entre las flores.

b) Sam Raimi - Realizador de la grandiosa trilogía de Evil dead a la cual, pese a los pocos medios con que contó, Raimi logró dotar de un aspecto idoneo.
Los brillantes planos bañan la trilogía y el director sabe combinar momentos de lo más socarrones sin caer en el extremo ridículo.

c) Bruce Campbell - Uno de los intérpretes más carismáticos y con el suficiente porte como para dotar a sus personajes de buenas cualidades. Y lo demostró.

Se obtenga:

d) Producto con un guión que, aunque explota bien sus posibilidades, resulta redundante y hastiante. Tampoco ayudan, además de algunos momentos de auténtico bochorno, las secuencias pretendidamente cómicas que verdaderamente carecen de gracia.
Si a ello unimos a un Raimi sin excesiva inspiración en el momento de montar ciertas secuencias, y a un Campbell desaprovechadísimo, el resultado obtenido es nimio, sin vigor ni suficiente aguante como para llegar a convencer.

Una pena, podría haber dado para más..