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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
6
Thriller. Drama La historia trata sobre dos policías que intentan detener a un asesino en serie, para lo que cuentan con las declaraciones de varios testigos: una familia, una pareja de jóvenes y un par de policías, cuyas versiones difieren a la hora de explicar su encuentro con el psicópata. (FILMAFFINITY)
3 de octubre de 2008
41 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un arranque atípico y flashbacks deslavazados que la salpican, "Surveillance" se desmarca rápidamente del thriller de tonalidades más serias para ofrecer un espectáculo de humor y personajes que se mueven de un extremo al otro para hacer avanzar la trama con total eficacia.
No en vano, y pese a retratar algunos ya tópicos personajes del mundo del thriller, Jennifer Lynch consigue que esos policías paletos y macarras desenvuelvan la acción con gran soltura pese a lo sobredimensionado de las situaciones. De todos modos, cuando uno empieza a ver hacía donde se desliza el cauce de la obra, y a comprender que aquí no hay que pensar ni darle vueltas a la cabeza, sino divertirse, no puede hacer más que sonreír la, en un principio, broma pendenciera de la hija del reputado autor estadounidense, aunque pueda resultar complicado si se tiene en mente que lo que se verá en pantalla será totalmente distinto.

A partir de cierto punto, uno ya se ha enganchado al hilo conductor del film y, pese a los múltiples flashbacks que la recubren y hacen que su narrativa quede destapada en pro de un desorden intencionado y harto caótico, deja de prestársele importancia a detalles de ese tamaño para intentar disfrutar de lo que se está ofreciendo en todo momento, con un Pullman al que ya habíamos visto esa interpretación en otras ocasiones, y no se sale hasta el final, un Ironiside necesario esté donde esté y un dechado de tácticas que juegan a no desvelar nada hasta el final y mantener al espectador atrapado.

Con la conclusión que ofrece "Surveillance", Lynch se despacha de forma demencial y retorcida, dando a esa conclusión un tono irónico que, además de no desmarcarse en ningún momento de las pretensiones iniciales de la obra, culmina un trabajo tan sugestivo como descacharrante una vez uno ha puesto toda su atención para terminar cayendo en una jugarreta tan resultona como gamberra y maquiavélica.
En muchas ocasiones, uno cree que lo bueno (o malo) del cine, está en la perspectiva que el autor toma para reírse del espectador o reírse con el espectador proponiendo una serie de premisas. Por suerte, Jennifer Lynch escoge la segunda vía y cargando diálogos repletos de mala uva y un puñado de instantes que se dan para confabular ese final impecable (a no ser que se le intenten buscar agujeros, aunque no se trate de eso), logra con su segundo largometraje algo tan sustancioso como jocoso.
Grandine
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