Es curioso que lo que parecía otro thriller de nuevo cuño, se transforme en una cinta de intriga bien medida, que no se rinde a los excesos más evidentes, y que sabe realzar un juego psicológico entre sus tres protagonistas suficientemente hábil como para tener al espectador enganchado, siguiendo con atención los pasos tanto del que parece ser enemigo del espectador, como de los presentados como auténticos protagonistas, que se encargarán de padecer la terrible maraña instaurada por el personaje de Pierce Brosnan y, a priori, gran malo de "Butterfly on a Wheel" (se han vuelto a lucir los traductores).

Cierto es, sin embargo, que su vertiente psicológica no está tan trabajada como podría haber llegado a estarlo, y en cambio, cabe destacar que durante todo el tiempo que nos vemos sumidos en ese engaño, las situaciones propuestas para generar tensión y para generar un deliberado juego del ratón y el gato con el espectador funcionan en la mayoría de ocasiones, haciendo del film de Barker un tan distraido como tenso pasatiempos.

Por otro lado, tanto Brosnan como Butler y Bello cumplen a la perfección en sus papeles, y actores que en su día fueron insignias comerciales (Butler con su Leónidas en "300" y Brosnan con su James Bond, aguantando hasta 4 episodios de la famosa saga), demuestran que, como mínimo, han sabido dejar atrás esos roles e inmiscuirse en proyectos donde lucir palmito no es tan importante, y la labor actoral puede ofrecer más de sí.

Barker, pues, ha acertado dejando atrás esos pastichés romanticones de época, porque aunque "Butterfly on a Wheel" también sea un pastiché, está visto que la habilidad del británico queda mucho más intacta tras este curioso film y unos objetivos que se le dan mucho mejor, amen de terminar sorprendiendo, pues cuando uno espera tan poco de un trabajo de estas características, y recibe un entretenimiento tan adictivo a cambio, no puede estar más que agradecido.