El principal problema de esta cinta es Pat O'Brien. No se puede hacer una elección peor para el personaje de Frank Cavanaugh. Seamos claros, O'Brien no es creíble; no impone, no seduce, no contagia, no tiene ningún vigor y para colmo, presenta un físico de cincuentón para un papel de veinteañero. Sí, la película destila un cierto lirismo, un halo de romanticismo pero... la pésima interpretación de Pat O'Brien y un patriotismo rancio y grosero, terminan por negarle a la historia la dignidad y el valor que la misma se merece.