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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
6
Drama. Romance. Comedia Mediados de los 60. Durante el rodaje de una de sus películas, el director francés Jean-Luc Godard, recién divorciado de Anna Karina, se enamora de la actriz de 17 años Anne Wiazemsky, con la que más tarde se casaría. Pero la acogida de la película no es positiva y desata una crisis en Jean-Luc. (FILMAFFINITY)
21 de octubre de 2017
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Era Godard, Jean-Luc nada menos, el que viste y (tanto) calza, un cretino reaccionario sin pizca de talento, un marido bobo, un tipo frío, malvado y cruel o simplemente un pobre hombre que a duras penas se tenía en pie?
¿Embaucador, farsante, egoísta inclemente? ¿Un hombre, un director de cine que debió haberse muerto a los treinta y cinco, más que suficiente, y que después, tantos años inútiles de por medio, tirados a la basura de la historia y del arte, deambuló como un zombi, puro gesto sin sentido?
¿Su terrible problema fue el de la lucidez temprana, fugaz, que le permitió darse cuenta de que nunca volvería a hacer una gran película, que su tiempo había pasado y era hora de continuar a cualquier precio, embadurnado de banderas y chinos, agarrado a clichés ideológicos que le servían de disimulo, fanfarria verbal, excusa pírrica con la que trató con afán desmedido de ocultar su enorme vacío creativo, su impostura intelectual, su pequeñez moral y raquitismo afectivo?
¿Un pescado congelado, un mártir inepto, un tonto a las tres, y a las cuatro, un ridículo, rompetechos sin criterio, pozo sin fondo de insondable tontería?
¿Un mierdecilla sin media hostia?
Cagarse en los mitos siempre fue un ejercicio la mar de sano. No tanto en los ya no vigentes, gastados u olvidados, mucho menos en los que sobreviven mucho más allá de lo debido (¿por/para qué?) y que solo sirven como ejemplo de lo que no debería ser, de lo que nunca debería haber sido.
¿Comedia, sátira, recochineo refitolero sobre un hombre triste, necio, serio y aburrido?
El caso es que da igual el artefacto, la ironía metadona, las risas sobre el santo laico, su deriva desnortada hacia una autogestión de príncipe destronado que ya no tiene quien le quiera.
Cine o política. Compromiso o libertad. El Mayo del 68 como una parranda pasajera e inofensiva, una performance de niñatos universitarios y obreretes de medio pelo que a nadie en verdad importaban (nada). Un recreo. Anda, a comer el bocadillo.
Películas primeras juguetonas y desenfadadas, libres e intelectualmente sardónicas, simpáticas, pedantes, que dejaron paso o rastro a un recorrido posterior de infinitas obras ensimismadas, autistas, importantes, rupturistas (¿disruptivas se diría ahora?) y vanguardistas; reducto/cenáculo de sabios, culto enterrado, enterados y exquisitos, de seres puros o nostálgicos de un pasado que nunca volvió tan verdadero como era, solo repetido de manera devorada y fraudulenta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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