Qué floja, qué tonta, qué mala, Dios qué mala, La salchicha peleona.
Todo está mal, las carreras horrorosas, las canciones espantosas, la historia idiota... y esa es la cosa, de pretensiones su falta, que asume su indigencia y no se esfuerza ni importa, nada disimula, es hasta perezosa a la hora de desenvolver o desarrollar y mostrar sus cartas tan marcadas manoseadas, le da igual, se la suda o refanfinfla.
No sé por qué me recuerda a El hombre que susurraba a los caballos y a una Vida por delante y, ya puestos, ojalá, a El último héroe americano nada menos.
Y sale Twain que no sabía que actuaba y que es calcaíta a la mujer primera de él.
Pero lo único bueno, o lo peor de todo, según se vea, es el peluquín o lo que dios mío sea eso de Travolta en la cabeza, cómo canta, mejor que Shania.
Y Madsen que sigue en lo suyo, haciendo el indio, como epígono de James Dean enmohecido y primo no tan lejano del inefable Mickey Rourke, otro cachondo.
El único que allí aporta algo de seriedad y verdadero oficio es Kevin Dunn.
Pero todos majos y estupendos y hasta guapos bizarros esto es América, América.