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Voto de Ferdydurke:
1
3,6
23.888
Romance. Drama
Cuando Anastasia Steele, una estudiante de Literatura de la Universidad de Washington (Seattle), recibe el encargo de entrevistar al popular y joven empresario Christian Grey, un millonario de 27 años, queda impresionada ante su extraordinario atractivo. La inexperta e inocente Ana intenta olvidarlo, pero no lo consigue. Cuando la pareja, por fin, inicia una apasionada relación, a Ana le sorprenden las peculiares prácticas eróticas de ... [+]
18 de febrero de 2015
38 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se metería en la primera armería que encontrase, se armaría hasta los dientes (granadas de mano, Kalashnikovs, Winchester 73, Magnum, tanques de la Segunda Guerra Mundial, por lo menos, paracaídas, lanzallamas... ) y perseguiría hasta el confín de la Tierra y el final de los tiempos a los perpetradores de este... evento (eufemismo de engendro ignominioso, hijo del averno, vergüenza de la especie y memez integral), por haber malbaratado su legado, por haber aguado su odio filosófico, por hacer mercadeo con su prosa incendiaria, por infantiles, banales y asnos. Una vez localizados, montaría un "puto Grupo Salvaje" con ellos (con ellas más bien, James,Taylor y Marcel, escritora, directora y guionista, por lo tanto, sería más bien una caza de brujas) y las mandaría al mismísimo infierno, a penar toda la eternidad por cometer semejante crimen... ¿¡artístico!? contra la humanidad. A continuación, iría a por todos los que de una u otra manera (leyendo, viendo, comentando, soñando, imaginando... ) participamos de este Pandemónium aterrador, de este aquelarre aberrante y ayudamos ansí, mal que nos pese, a expandir este virus mendaz, este mal tan perfecto y mostrenco, y nos haría leer, para que aprendiésemos de verdad lo que vale un peine y nos dejásemos de frívolas bobadas, tristes azotes y patéticos cuartos de los juguetes, alguna de sus inmortales obras, "Justine", "Las 120 jornadas de Sodoma" o lo que fuera, para que no tomásemos en vano la santa tradición de la crueldad sexual y la inmoralidad social como formas de rebelión y desahogo, de depredación y cinismo, para que fuésemos menos brutos, timoratos y cursis, más conscientes y libres. Acabada esta ardua tarea, todavía ultrajado por tanto adolescente a medio cocer, pero vengado en todo caso, se suicidaría con la revisión de esta magna obra que tanto nos ocupa y preocupa, de este clásico morrocotudo e instantáneo, y volvería a su tumba con la conciencia limpia, a descansar hasta nueva orden.
El amor en los tiempos de... la idiotez (legal, contractual, burocrática, moral, intelectual... ). O de cómo dos imbéciles profundos se tiran dos horas haciendo el ridículo sin caérseles la cara de vergüenza, nada menos.
La fórmula sigue intacta: Príncipe azul más Amor y lujo siempre funciona, no hay queja ni pega. O con dinero el amor entra mejor. Fantasía femenina que aúna los abismos de la pasión más borrascosa y la saneada cuenta corriente más hermosa; idealismo y pragmatismo en coyunda feliz. En este caso, para disimular y parecer que algo cambia y no es el mismo cutre atavismo de siempre, los mismos deseos primarios y primitivos, zafios y groseros, se añaden las torturas de pacotilla que no solo no mejoran el lamentable punto de partida, sino que además le suman risión y descalabro al asunto, un más de lo mismo aumentado, descafeinado y empeorado, queriendo ser más transgresores, han sido más estúpidos, más grotescos y lamentables.
Bueno, comienza y tienes cierta curiosidad, quieres desentrañar el fenómeno, intentar entenderlo, aprender algo, entretenerte por lo menos, pero una vez que el mamarracho en cuestión, el tal Christian, suelta la frase (ya había tenido algún diálogo de padre y muy señor mío, pero en fin)...
"Yo no hago el amor. Yo follo, duro", con mirada intensa de mequetrefe sin terminar y sin parecer que bromea o asoma un mínimo atisbo de ironía y/o cachondeo en su rostro o coso, se te caen todos los palos del sombrajo, el alma al suelo, los cojones a plomo, y ya no te recuperas en los restos. Solo anotas en tu cerebro recién demolido que esta sentencia budista debería figurar, desde ya, como una de las más grotescamente ridículas de la historia del cine.
El amor en los tiempos de... la idiotez (legal, contractual, burocrática, moral, intelectual... ). O de cómo dos imbéciles profundos se tiran dos horas haciendo el ridículo sin caérseles la cara de vergüenza, nada menos.
La fórmula sigue intacta: Príncipe azul más Amor y lujo siempre funciona, no hay queja ni pega. O con dinero el amor entra mejor. Fantasía femenina que aúna los abismos de la pasión más borrascosa y la saneada cuenta corriente más hermosa; idealismo y pragmatismo en coyunda feliz. En este caso, para disimular y parecer que algo cambia y no es el mismo cutre atavismo de siempre, los mismos deseos primarios y primitivos, zafios y groseros, se añaden las torturas de pacotilla que no solo no mejoran el lamentable punto de partida, sino que además le suman risión y descalabro al asunto, un más de lo mismo aumentado, descafeinado y empeorado, queriendo ser más transgresores, han sido más estúpidos, más grotescos y lamentables.
Bueno, comienza y tienes cierta curiosidad, quieres desentrañar el fenómeno, intentar entenderlo, aprender algo, entretenerte por lo menos, pero una vez que el mamarracho en cuestión, el tal Christian, suelta la frase (ya había tenido algún diálogo de padre y muy señor mío, pero en fin)...
"Yo no hago el amor. Yo follo, duro", con mirada intensa de mequetrefe sin terminar y sin parecer que bromea o asoma un mínimo atisbo de ironía y/o cachondeo en su rostro o coso, se te caen todos los palos del sombrajo, el alma al suelo, los cojones a plomo, y ya no te recuperas en los restos. Solo anotas en tu cerebro recién demolido que esta sentencia budista debería figurar, desde ya, como una de las más grotescamente ridículas de la historia del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Unos segundos (o minutos, pierdes por un momento todas las referencias espacio temporales) después le ves tocando el piano y ya, sin duda razonable que valga, se confirma el espanto, el llanto y el crujir de dientes. Los agoreros se quedaron cortos, las apariencias no engañaron, no es mala, es peor, en cierto sentido no es ni cine, es otra cosa; un enorme anuncio, una campaña de publicidad, una tomadura de pelo, un refrito calenturiento (de quemado, no precisamente excitante) de muchos materiales bastardos mal juntados, desde el cuento más infantil hasta el porno más oligofrénico, todo perfumado, estilizado, sublimado con estética vacía, fríamente comercial, sin alma ni peso, de consumo rápido y superficial, usar y tirar.
Y la película avanza y se alarga y no acaba nunca. Y hay más azotes y algún triste polvo, anti erótico, anti todo, metálico, muerto. Y la cosa se remata cuando él reconoce que está jodido, que su pasado nefando le persigue con ahínco y mala baba (lo de la madre puta y adicta al crack como justificación y/o explicación de todo es también insuperable en cuanto a tontuna y bochorno), y ella culmina con un "meenamorao" que le sale de las entrañas y, se supone también, es lo que tiene, de todo su coño, y que para tu alma seriamente magullada supone el descabello definitivo, sin remisión ni perdón, sin cura al que confesarte.
¿Se puede ser más cretino y patético que él? No, de ninguna manera.
¿Se puede ser más mema y ñoña que ella? Tampoco, imposible.
Ni siquiera les redime la chapuza liberadora; ese hecho que se produce afortunadamente cuando una película es tan mala que tiene cierta gracia, cierta espontaneidad, cierto candor. Aquí ni eso, está todo calculado y diseñado, empaquetado y maqueado.
P.D.: Llevamos décadas oyendo el discurso admonitorio hacia los hombres, viendo millones de películas, escuchando a cientos de expertas, respecto a su mal comportamiento sentimental, recriminándole su rudeza, su tosquedad y dureza, su egoísmo y necedad, su afán de mando, su cosificación de la mujer, su falta de cariño y tacto, su, muy especialmente, violencia, su poco romanticismo y dulzura, sus escasos detalles, sus olvidos de las fiestas señaladas, sus pocas rosas y velas, sus... Los hombres sufriendo, intentando adaptarse, a duras penas; queriendo ser menos gañanes y más delicados, menos patanes y más dialogantes, menos cafres y más espirituales, y... llegan ahora y les dicen que no, que estaban equivocados, que todo era una broma pesada, que donde dije digo, digo Diego, que lo que se lleva ahora es el palo y tentetieso, la vuelta a los orígenes, a la idiotez primigenia, al malote on my mind, al amo y punto pelota, a la sumisión femenina, a la ciega ley del dinero, a la reivindicación de la virginidad (de ella, por supuesto) y la estupidez, al callaíta estás más guapa, al... ¿Pero esto qué es lo que es? ¿En qué quedamos? ¿Cómo lo definimos? ¿Protofeminismo quizás? ¿Feminismo machista? ¿Machismo feminista? ¿Las mujeres son en verdad, aunque disimulen para guardar las formas y por aquello del qué dirán, más machistas que los machos más cavernarios? ¿Posmodernismo Heideggeriano? ¿El breikin dans? ¿La invasión de los ladrones de cuerpos perpetrada por una raza alienígena y hermafrodita? ¿Me he equivocado de película, de año, de siglo, de civilización, de.. ? ¿Todo es mentira, todo lo que cada día vomitan todos los medios y canales del correpondiente de turno gobierno?
P.D. 2: Él da bastante pena intentando hacer de tipo duro, enterao y vivido, de ricachón dadivoso, amante africano, músico sin par y culto a rabiar. No pasa de petimetre ridículo, infantil y lastimoso. Ella pone morritos y hace mohínes todo el rato, como si viviese metida de hoz y coz en un eterno y ávido orgasmo ante la visión de semejante macho rampante y pistonudo, tan preclaro.
Y la película avanza y se alarga y no acaba nunca. Y hay más azotes y algún triste polvo, anti erótico, anti todo, metálico, muerto. Y la cosa se remata cuando él reconoce que está jodido, que su pasado nefando le persigue con ahínco y mala baba (lo de la madre puta y adicta al crack como justificación y/o explicación de todo es también insuperable en cuanto a tontuna y bochorno), y ella culmina con un "meenamorao" que le sale de las entrañas y, se supone también, es lo que tiene, de todo su coño, y que para tu alma seriamente magullada supone el descabello definitivo, sin remisión ni perdón, sin cura al que confesarte.
¿Se puede ser más cretino y patético que él? No, de ninguna manera.
¿Se puede ser más mema y ñoña que ella? Tampoco, imposible.
Ni siquiera les redime la chapuza liberadora; ese hecho que se produce afortunadamente cuando una película es tan mala que tiene cierta gracia, cierta espontaneidad, cierto candor. Aquí ni eso, está todo calculado y diseñado, empaquetado y maqueado.
P.D.: Llevamos décadas oyendo el discurso admonitorio hacia los hombres, viendo millones de películas, escuchando a cientos de expertas, respecto a su mal comportamiento sentimental, recriminándole su rudeza, su tosquedad y dureza, su egoísmo y necedad, su afán de mando, su cosificación de la mujer, su falta de cariño y tacto, su, muy especialmente, violencia, su poco romanticismo y dulzura, sus escasos detalles, sus olvidos de las fiestas señaladas, sus pocas rosas y velas, sus... Los hombres sufriendo, intentando adaptarse, a duras penas; queriendo ser menos gañanes y más delicados, menos patanes y más dialogantes, menos cafres y más espirituales, y... llegan ahora y les dicen que no, que estaban equivocados, que todo era una broma pesada, que donde dije digo, digo Diego, que lo que se lleva ahora es el palo y tentetieso, la vuelta a los orígenes, a la idiotez primigenia, al malote on my mind, al amo y punto pelota, a la sumisión femenina, a la ciega ley del dinero, a la reivindicación de la virginidad (de ella, por supuesto) y la estupidez, al callaíta estás más guapa, al... ¿Pero esto qué es lo que es? ¿En qué quedamos? ¿Cómo lo definimos? ¿Protofeminismo quizás? ¿Feminismo machista? ¿Machismo feminista? ¿Las mujeres son en verdad, aunque disimulen para guardar las formas y por aquello del qué dirán, más machistas que los machos más cavernarios? ¿Posmodernismo Heideggeriano? ¿El breikin dans? ¿La invasión de los ladrones de cuerpos perpetrada por una raza alienígena y hermafrodita? ¿Me he equivocado de película, de año, de siglo, de civilización, de.. ? ¿Todo es mentira, todo lo que cada día vomitan todos los medios y canales del correpondiente de turno gobierno?
P.D. 2: Él da bastante pena intentando hacer de tipo duro, enterao y vivido, de ricachón dadivoso, amante africano, músico sin par y culto a rabiar. No pasa de petimetre ridículo, infantil y lastimoso. Ella pone morritos y hace mohínes todo el rato, como si viviese metida de hoz y coz en un eterno y ávido orgasmo ante la visión de semejante macho rampante y pistonudo, tan preclaro.