Hubo un tiempo en que las películas dirigidas a adolescentes trataban sobre ellos mismos, esto es, una edad en la que se es demasiado adulto para ser considerado un niño, y demasiado niño para ser considerado un adulto. Los adolescentes intentan encajar en el mundo, y para ello juegan a probar personalidades que les gustan, pero que realmente son como unos vaqueros que a veces les aprietan y otras veces les vienen grandes. Es todo un proceso llegar a conocerse a uno mismo.

Pues bien, esta peli va de eso. De un adolescente de familia normal, que un día decide hacerse anarquista, y vivir el presente sin pensar en el futuro, sin las comodidades de la sociedad aburguesada, y, sobre todo, sin doblar la raspa. De esta guisa, termina viviendo en una casa abandonada, entre hippies reconvertidos, drogatas, una ninfómana y otros personajes peculiares. El problema llega cuando se une al grupo un personaje radical.

No soy muy dado a las pelis de adolescentes. No guardo, en general, buenos recuerdos de esa etapa de mi vida, ni me identifico con sus problemas de niños consentidos, ni tengo el menor interés por conocerlos más de cerca. Puede que hayan pasado más de 20 años de que yo fuese adolescente, pero las inquietudes y temores de los adolescentes actuales siguen siendo los mismos. Es triste que en la educación primaria no los preparen para esa etapa de sus vidas.

Esta peli, al menos, trata a los adolescentes con una visión decadente pero realista sobre sus formas de pensar. No hay chicas enamoradas de vampiros y hombres lobo, ni nadie tiene superpoderes, lo cual se agradece. La verdad es que esperaba una peli más reivindicativa, antiglobalización, pero el resultado final me ha parecido simpático, y eso que al principio no le encontraba la gracia.

'El manual del anarquista', es, en realidad, todo lo contrario: el paso de niño a hombre.