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Voto de Tio Penthal:
6
7,6
8.907
Cine negro. Thriller
La historia de un hermético y frío asesino a sueldo. Jeff Costello es un perfeccionista que siempre planea cuidadosamente sus asesinatos y al que nunca han atrapado. Sin embargo una noche, tras liquidar al dueño de un club nocturno, queda a la vista de varios testigos. Sus esfuerzos por construir una coartada fallan y poco a poco es acorralado, tanto por la policía como los clientes que le han traicionado. (FILMAFFINITY)
2 de agosto de 2016
14 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún me estoy recuperando. Filmaffinity tiene una sensibilidad notable para etiquetar el buen cine, pero no es infalible. Aún me cuesta asimilar que esta mamarrachada tenga un 7.7 de puntuación, máxime cuando:
- Alain Delon es guapo. E impávido. Hay quien dice que es actor, pero yo no les creo.
- El personaje principal se llama Jeff Costello, y ha pasado automáticamente al Hall of Fame de los nombres más ridículos de la historia del cine junto con Buckaroo Banzai. Es tan malo que cuesta imaginárselo incluso en una película de serie B ("Jeff Costello y las amazonas ninfómanas de Ganímedes"). Además lleva una gabardina modelo Inspector Clouseau y un sobrero calado atornillado a la sesera que no se quita ni en los interrogatorios.
- El resto del reparto se mueve cómodamente entre lo rídiculo y lo intrascente, con mención especial para sendos personajes femeninos que se limitan a enseñar muslamen y soltar frases ridículas. Los policías son seres casposos y encorbatados que se creen el recopetín de la deducción pero, honestamente, son unos zotes (más detalles en spoilers).
- La trama es escueta, por no decir raquítica, y ciertas maneras realistas en la dirección, o alguna atmósfera lograda, no pueden compensarlo.
Y me aburrí, esa es la verdad. Y no eso no puede ocurrir en una película con estas premisas. Delon se dedica a recorrer París soltando perlas lapidarias por esa boca de fumar, y a pretender que es un malote de tomo y lomo. Una completa pérdida de tiempo, sobrevalorada hasta decir basta.
- Alain Delon es guapo. E impávido. Hay quien dice que es actor, pero yo no les creo.
- El personaje principal se llama Jeff Costello, y ha pasado automáticamente al Hall of Fame de los nombres más ridículos de la historia del cine junto con Buckaroo Banzai. Es tan malo que cuesta imaginárselo incluso en una película de serie B ("Jeff Costello y las amazonas ninfómanas de Ganímedes"). Además lleva una gabardina modelo Inspector Clouseau y un sobrero calado atornillado a la sesera que no se quita ni en los interrogatorios.
- El resto del reparto se mueve cómodamente entre lo rídiculo y lo intrascente, con mención especial para sendos personajes femeninos que se limitan a enseñar muslamen y soltar frases ridículas. Los policías son seres casposos y encorbatados que se creen el recopetín de la deducción pero, honestamente, son unos zotes (más detalles en spoilers).
- La trama es escueta, por no decir raquítica, y ciertas maneras realistas en la dirección, o alguna atmósfera lograda, no pueden compensarlo.
Y me aburrí, esa es la verdad. Y no eso no puede ocurrir en una película con estas premisas. Delon se dedica a recorrer París soltando perlas lapidarias por esa boca de fumar, y a pretender que es un malote de tomo y lomo. Una completa pérdida de tiempo, sobrevalorada hasta decir basta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No se por dónde empezar. Frisando ya los años 70, nuestro amigo Jeff Costello (¡Costelloooorrrllll!) lleva una ridícula gabardina y un sombrerete a lo Cary Grant que no se quita ni en misa, y abre todos los Citroën Tiburón que se le ponen delante porque lleva un manojo de llaves que ya quisiera San Pedro: prueba todas hasta que se arranca el coche y listos, está hecho un fiera. Su profesión es fumar tumbado en un camastro miserable haciendo como que reflexiona y cometer asesinatos así como el que compra el pan. En su último trabajito no solo ha tenido testigos que le han visto la jeta en Full HD, sino que la policia le echa el guante entre 400 sospechosos en un casting absolutamente chanante (traiganme a todos los parisinos en torno a los treinta años con gabardina y sombrero), pero como tiene loquita de amor a una pobre mujer de escasas luces (ay Jeff Costello, castígame el cuerpo, pero con el sombrero puesto) tiene coartada. A partir de aquí nada tiene sentido en este bodevil franchute. Burla con gran facilidad a sicarios retardados que envían para apiolarle a punta de pistola: le explican todos sus planes y se dejan desarmar de un manotazo tras frases desconcertantes como "yo no hablo cuando me apuntan". Burla asimismo con gran facilidad a toda una legión de policias retardados que le ponen micrófonos del tamaño de una caja de zapatos en el cuarto (descubiertos gracias a un canario bastante más listo que él), le siguen discretamente en coches patrulla llenos hasta la bandera y se le pegan a la chepa en el Metropolitain. Y todo para, una vez que ha descubierto quién le ha traicionado, suicidarse de forma absolutamente gratuíta y ridícula (Jeff Costello es un samurai del asfalto, no lo olvidemos) en medio de un cabaret, acribillado por decenas de policías apostados entre el gentío. No, amigos, esto no es una spoof movie, es un supuesto clásico.