Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Juan Marey:
8
Drama En un modesto pueblo, llamado Fuller Junction, viven los inmigrantes noruegos Martinius (Edward G. Robinson) y Bruna Jacobson (Agnes Moorehead), junto a su hija Selma (Margaret O'Brien), una pequeña de siete años que, con su primo Arnold ("Butch" Jenkins), nos hará pasar por emotivas (y a veces muy divertidas) aventuras. Cuando se entera de que su padre anhela tener un establo como el que acaba de montar uno de sus vecinos... la niña ... [+]
4 de enero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“OUR VINES HAVE TENDER GRAPES (El sol sale mañana)” es una maravillosa película, uno de esos relatos ambientados en el mundo rural que narraban usos y costumbres de Estados Unidos, un excelente homenaje a la vida en pueblo pequeño visto a través de los ojos de una joven perspicaz, la celestial y angelical Selma (una prodigiosa Margaret O’Brien). En este caso estamos situados en una pequeña localidad rural de Wisconsin, poblada por un colectivo de inmigrantes noruegos, dos pequeños muchachos, ambos primos, Selma (Margaret O’Brien) y Arnold (“Butch” Henkins), nos introducirán en un entorno plácido y bucólico, eminentemente rural, en el que destacará el protagonismo que recaerá en Martinius Jacobson (Edward G. Robinson), el padre de Selma, hombre juicioso y entregado por completo a sus tareas agrícolas que no dejará en ningún momento de mostrar su humanidad a la hora de llevar adelante su hogar, cuidar a su esposa –Bruna (Agnes Moorehead)- y su hija, e incluso de erigirse como un auténtico referente en la comunidad en la que reside.

Una inspirada película realizada con el corazón, narrada por Rowland con una insospechada sensibilidad e incluso aliento poético. Con una excelente planificación, ritmo pausado, alternando una serie de episodios que van conformando un marco de comportamientos lo suficientemente agudos en el retrato de una comunidad cerrada y afable, magníficamente interpretada e impecablemente ambientada, y sabiendo dosificar al máximo esa vertiente sensiblera en la que podría haber caído, la contemplación de “OUR VINES HAVE TENDER GRAPES” deja un regusto de emotividad, la esperanza cada vez más menguada de creer que en el ser humano aún existe un lugar para albergar la nobleza.
Juan Marey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow