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Voto de Juan Marey:
7
Cine negro. Intriga. Drama Joe Adams es un soldado que acaba de regresar del frente a un pueblo de Pennsylvania. Allí conoce a una chica, Jo Ann, y pronto surgirá el amor entre ellos. Pero Joe se entera de que Jo Ann está visitando a un vidente, Maximilian, que resulta ser un apuesto seductor que trata de interponerse entre los amantes por medio de intrigas. Así las cosas, visita a Joe para advertirle que el espíritu del padre de su novia no aprueba su relación. (FILMAFFINITY) [+]
26 de agosto de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Versión americana de "Amanece” (“Le jour se lève"), película realizada por Marcel Carné ocho años antes, en la que se sustituyó un clima quizás más poético por otro más duro, entroncado en la tradición del cine negro, pese a ello, la sombra del original se deja notar a lo largo de todo su desarrollo, confiriéndole un carácter tan extraño como atractivo. Un buen trabajo del migrado director ruso, bien adaptado al sistema americano, y que, bajo mi humilde punto de vista, merece la pena que le dediquemos nuestra atención.

“La noche eterna” presenta una historia de atmosfera asfixiante con un romanticismo exacerbado y envuelta en un ambiente especial y mágico —aunque no carente de angustia—, no muy alejado, como ya he comentado, a ese realismo poético del que Carné era un genio, una película extraña en Hollywood pero no carente encanto y de posibilidades de lectura. La historia que plantea se desarrolla como puro cine negro donde un héroe cotidiano ve cómo el destino le depara una encerrona inesperada, encerrado en una pequeña habitación, a través de diversos flash back, irá recordando qué es lo que lo ha llevado a esa situación, mientras la policía trata por todos los medios de sacarlo de esa pequeña habitación vivo o muerto.

El reparto está formado por un trío de excepción: Henry Fonda como protagonista, una debutante Barbara Bel Geddes (conocida por la serie "Dallas") y Vincent Price en uno de sus primeres papeles de antagonista que le hicieron pasar a la historia del celuloide. Henry Fonda vuelve a recordarnos, en su interpretación de hombre atrapado y cada vez más hundido en una situación compleja en la que el destino juega sus cartas, a sus encarnaciones de antihéroes que le mantienen en el Olimpo de los actores, su obrero enamorado y con destino negro, su introspección y sufrimiento, su furia contenida, nos recuerda a los protagonistas de “Sólo se vive una vez” o a su Tom Joad de “Las uvas de la ira”. Barbara bel Geddes blanda, blanquita y tierna como un merengue, está realmente bien en su papel de chica etérea, compleja e inocente. El tercero en el baile de la discordia es el genial Vincent Price, uno de los rostros más malvados y repulsivos que nos sirvieron por pantalla, en este caso un malvado mago que sugiere más que hace dispuesto a toda costa a romper la relación entre los dos jóvenes.

Un film a reivindicar, una de esas películas olvidadas que las ves por casualidad una tarde de verano y te alegras de haberlas elegido.
Juan Marey
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