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Voto de Juan Marey:
7
Cine negro Un veterano de guerra que regresa a su hogar visita a la viuda de un compañero caído y acaba enamorándose de ella. (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras las totalmente prescindibles “Río abajo” y “El enmascarado”, todas ellas también rodadas en 1948, la estupenda “Aves de rapiña”es la tercera película consecutiva del director George Sherman y el actor Dan Duryea. El guion de Herbert F Margolis, Louis Morheim y William Bowers está basado en la novela de Lois Eby y John Fleming “The Velvet Fleece”. En la película un excelente John Payne interpreta a Rick Mason, un “guaperas” sin escrúpulos que trabaja con una pandilla de estafadores dirigida por Silky, un como siempre fantástico Dan Duryea. La pandilla tiene dos serios problemas a pesar de sus éxitos, primero, la chica de Silky, Tory (Shelley Winters), puro veneno y en segundo lugar tenemos al jefazo de la panda Silky, un tipo bastante desequilibrado cuya salud mental deja bastante que desear. La siguiente aventura de la pandilla involucra a una muy afligida y rica viuda de guerra, Joan Caulfield, Rick finge que era un buen amigo del esposo de la viuda durante la guerra y rápidamente congenia con ella, el plan es conseguir que invierta en una monumental obra en memoria de su difunto esposo y luego embolsarse el dinero y huir, el problema es que Cupido hace de las suyas y Rick descubre que en realidad se está enamorando de ella, a partir de aquí todo se complica, se complica y se vuelve a complicar.

Las actuaciones de Dan Duryea como Silky Randall y Shelley Winters como su venenosa novia, Tory, que se enamora de Rick Maxon (John Payne) son fantásticas. Duryea es un tipo malo, pero malo, malo, una amenaza constante y además medio paranoico porque su novia está rodeada de los miembros masculinos de su pandilla y para más inri no deja de tirarle los tejos a su mano derecha, Rick Mason (John Payne). Una ardiente Shelley Winters en su primer papel importante esta excepcional como esa “femme fatale” con una belleza fría y dura como una roca que no acepta tonterías de nadie, ya sea dándose de bofetadas con Payne o disparando frases hechas con alambre de púas, es sexy, divertida, peligrosa y experta en manejar su propio juego. La actuación de Joan Caulfield no está nada mal, pero su personaje es tan blandito que es difícil sacarle mucho jugo. Por último, John Payne, el chico guapo de la pandilla, está realmente bien en su papel de mujeriego estafador al que no hay hembra bajo las estrellas que se le resista.

Cine negro de serie B muy, pero que muy interesante, con una historia que te va atrapando poco a poco, personajes muy bien desarrollados, un excelente guion, una fantástica fotografía a cargo del gran Irving Glassberg y mucha intriga, suspense y dinamismo. Por cierto esta fue la primera incursión de Payne en el cine negro.
Juan Marey
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