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Voto de Juan Marey:
7
Bélico. Drama. Acción Primera película sonora de Hawks, que relata la historia de un grupo de aviadores ingleses que se enfrentan a pilotos alemanes. En 1938 el director Edmund Goulding realizó un remake protagonizado por Errol Flynn en el que se usaron algunas escenas aéreas de esta primera versión. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La escuadrilla del amanecer” fue la primera película sonora de uno de los más gigantescos directores del séptimo arte: el genial Howard Hawks. Hawks debió vencer la resistencia del estudio porque los diálogos carecían de la retórica acostumbrada en los primeros tiempos del cine hablado y su dirección de actores pretendió en todo momento limar la grandilocuencia gestual heredada de la interpretación teatral, que tanto daño hizo al lenguaje cinematográfico en esta época. Warner, distribuidora de la película, se quejó de su lenguaje crudo y directo, la particular renovación emprendida por Hawks en materia de diálogos. La estrenó casi a regañadientes, pero con todo, se convirtió en uno de los films más importantes de aquel año, y su escritor, John Monk Saunders, fue recompensado con un Oscar a la mejor historia original.

La película narra el día a día de la escuadrilla así como la camaradería existente entre sus componentes a través de conversaciones que desprenden verdad y sentimiento. Del mismo modo la cinta relata también los miedos e inquietudes que sienten tanto veteranos como jóvenes reclutas al enfrentarse a misiones de alto riesgo. Hawks dibuja un triste y sincero cuento moral en el que exalta el compromiso, la amistad sincera y la caballerosidad a través de una historia romántica, serena y minimalista en la que no hay cabida para los odios viscerales ni el tremendismo, demostrando que no es preciso contar con grandes presupuestos ni postizos efectos especiales para sacar adelante una obra profundamente humanista y auténtica.

Increíbles son las realistas secuencias aéreas filmadas por Hawks, las cuales nada tienen que envidiar a las fotografiadas por otro Howard (Hughes) en su aclamada “Los ángeles del infierno”. El montaje de Hawks dota a estas secuencias bélicas, concentradas en su mayor parte en el último cuarto de hora de la cinta, de un misticismo visual hipnótico que se marca a fuego en nuestra memoria. La cinta tuvo un remake llevado a cabo ocho años después por Edmund Goulding con Errol Flynn como protagonista, Goulding utilizaría buena parte de las excelentes escenas aéreas rodadas por Hawks en su nueva versión.

Una cinta muy notable y claramente a reivindicar, en la que sin llegar a los niveles de excelencia de sus mejores y más aclamados films, ya se atisbaba con suma claridad en ella los mandamientos fílmicos característicos del universo del director estadounidense: entretenimiento, dinamismo, innovación, sencillez esquemática y al mismo tiempo búsqueda del virtuosismo representado en planos complejos, modernidad y excelente puesta en escena y montaje en el cual empieza a preponderar el plano medio de corta duración (el famoso plano-contraplano) contra los habituales en la época planos fijos muy teatrales y prolongados en el tiempo que dejaban poca opción a inspirar nuevas técnicas de edición.
Juan Marey
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