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Thriller. Intriga
Dave Kujan (Chazz Palminteri), un agente especial del servicio de aduanas de Estados Unidos, está investigando las causas del incendio de un barco, en el puerto de San Pedro de Los Ángeles, que provocó 27 víctimas mortales, aunque todas parecen haber sido asesinadas. Su única fuente de información es Roger Kint (Kevin Spacey), un estafador lisiado que sobrevivió al incendio. En comisaría, Kint cuenta que todo comenzó seis semanas antes ... [+]
23 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Revisitar películas es siempre, o muchas veces, como un viaje a la memoria propia. Te descubres teniendo pensamientos y reflexiones que ya en su día habías tenido. Te sorprendes llegando a conclusiones vestidas de novedad pero que recorres con una destreza y seguridad que le serían impropias; como follar con una persona con la que hace años que no te acuestas. Empiezas a recordar más cosas que antes estaban ocultas. Dónde viste la peli, cuándo la viste, por qué la viste, con quién la viste. Es una sensación muy bonita.
A esto habría que sumarle la experiencia cinematográfica del revisionado. El ojo del espectador se agudiza. Desaparece toda la niebla que provoca el desconocer qué va a pasar. El ojo ya no está constantemente intentando predecir (consciente o inconscientemente) qué sucederá, calibrando las intenciones de los creadores. Esta niebla desaparece y sólo queda la película. El visionado es más certero.
Hay películas que sobreviven la revisión, las hay que languidecen o que resplandecen. A veces es sólo una cuestión de momentos. De estado de ánimo, de punto vital. Pero el caso de “Sospechosos habituales” es muy particular. Una película con un giro final o revelación final de tal magnitud que se come entera la película. ¿Cómo es “Sospechosos habituales” cuando sabes quien es Kaiser Soze? Y la sincera respuesta es que poca cosa. Me pregunto también cómo podrían sobrevivir otras películas que comparten esta característica como “El sexto sentido” o “Testigo de cargo”.
A esto habría que sumarle la experiencia cinematográfica del revisionado. El ojo del espectador se agudiza. Desaparece toda la niebla que provoca el desconocer qué va a pasar. El ojo ya no está constantemente intentando predecir (consciente o inconscientemente) qué sucederá, calibrando las intenciones de los creadores. Esta niebla desaparece y sólo queda la película. El visionado es más certero.
Hay películas que sobreviven la revisión, las hay que languidecen o que resplandecen. A veces es sólo una cuestión de momentos. De estado de ánimo, de punto vital. Pero el caso de “Sospechosos habituales” es muy particular. Una película con un giro final o revelación final de tal magnitud que se come entera la película. ¿Cómo es “Sospechosos habituales” cuando sabes quien es Kaiser Soze? Y la sincera respuesta es que poca cosa. Me pregunto también cómo podrían sobrevivir otras películas que comparten esta característica como “El sexto sentido” o “Testigo de cargo”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Incluso el momento clímax del que tan buenos recuerdos guardaba me pareció cutre en cierto grado. El director nos hace llegar a la misma conclusión por tres vías diferentes: el retrato robot, el policía deduciendo la mentira y nosotros viendo a Kaiser Soze dejar de cojear. Estas tres vías convergen vertiginosamente, y bastante torpemente, al modo que haría una película menor. En mi recuerdo era fantástico cómo el personaje de Spacey iba paulatinamente dejando de cojear al mismo tiempo que nosotros nos dábamos cuenta de la realidad de la película. Caminábamos juntos (película y espectador) hacia el clímax casi epifánico. Seguramente exagero, pero la memoria también lo hace; exagera, ningunea y borra sin pedir permiso, a veces aleatoriamente. También contribuye a esta pequeña trampa de mi memoria que esta película, y en concreto ese paseo, se convirtió en película de culto popular, y lo popular es tramposo por definición, aunque lo sea por número de impactos. En mi cabeza había un grandioso plano secuencia enfocando los pies que poco a poco se iban enderezando hasta conseguir un andar seguro y fluído. La realidad es que esto no es así. La escena es entrecortada, con cambios constantes de plano hacia los otros dos ejes de los que hablaba anteriormente, primeros planos a caras sorprendidas (¿hay algo más cutre que eso?) y música de serie de acción ochentera.
El final de la película hace un ruido tan grande que todo lo anterior deja de existir, no importa. El caso es que todo lo anterior no es más que una película de gangsters noventera. Diría que tiene un toque a película de yakuza (de las buenas pelis de yakuza, eso si) que tan de moda estaba en esa época. Descubro que los personajes adolecen de una falta de carisma total, para mi sorpresa. Y en el cine, un gángster sin carisma...
Reconozco que es bastante injusto juzgar así la película. Es decir, sería injusto juzgar cualquier película quitándole su mejor virtud. Y más a “sospechosos habituales” que tan descaradamente se juega todo a una carta...y y hay que reconocer que gana estrepitosamente.
El final de la película hace un ruido tan grande que todo lo anterior deja de existir, no importa. El caso es que todo lo anterior no es más que una película de gangsters noventera. Diría que tiene un toque a película de yakuza (de las buenas pelis de yakuza, eso si) que tan de moda estaba en esa época. Descubro que los personajes adolecen de una falta de carisma total, para mi sorpresa. Y en el cine, un gángster sin carisma...
Reconozco que es bastante injusto juzgar así la película. Es decir, sería injusto juzgar cualquier película quitándole su mejor virtud. Y más a “sospechosos habituales” que tan descaradamente se juega todo a una carta...y y hay que reconocer que gana estrepitosamente.