Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Feng Lanzhí:
7
Intriga. Drama. Thriller. Terror Las fotografías del asesinato de Ellie Banner están en todos los periódicos. Helen y Adele, madres de los sospechosos, tras recibir la notificación de que sus hijos han sido condenados a muerte, abandonan la ciudad para empezar una nueva vida. (FILMAFFINITY)
14 de mayo de 2019
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que escuché esa catalogación despectiva de “gran guiñol” fue referida a la obra maestra de Robert Aldrich “¿Qué fue de Baby Jane?” (1962). Y no es de extrañar que esta película, rodada diez años después, con ciertos puntos en común con aquella, recibiera adjetivos similares. Me pregunto que es eso del gran guiñol, referido a una película. Simplemente el invento de alguien a quien no le gustó “Baby Jane” y cuyos gustos no comparto.
Esta película es muy inferior a la citada, aunque tiene su interés. Los puntos en común antes mencionados, además del título, son el protagonismo de dos actrices maduras (estupendas Debbie Reynolds y Shelley Winters), cuyos personajes mantienen una estrecha relación, la sombra de la locura, omnipresente en todo el relato, y el tema de los niños prodigio.
En los años 30, especialmente tras el éxito de Shirley Temple, el tema de los niños diseñados para reventar las taquillas como estrellas de cine, estaba en pleno auge, hasta que alguien se dio cuenta de que aquello era una lamentable explotación infantil.
Progenitores ambiciosos veían en sus hijos una mina de oro en el mundo del espectáculo y los preparaban en academias para llamar la atención de algún cazatalentos. Adelle, el personaje que interpreta Debby Reynolds (20 años después de “Cantando bajo la lluvia”), es una antigua bailarina que se gana la vida como profesora en una de estas academias, rodeada de niñas repipis y engreidas que se creen algo especial porque sus padres así las han aleccionado. La actuación de cierta niña en modo vampiresa da grima, y es que la película no escatima la crítica a esta manipulación de los niños con fines comerciales.
Me encanta el baile de Debby Reynolds en la academia, que sirve como ejemplo a sus alumnas. Todo un homenaje al musical clásico y a la propia Debbie. Curiosamente, Adelle no quiere parecerse a una bailarina, sino a Jean Harlow, y le copia hasta las cejas.
El otro personaje, mucho más gris y solitario, es Helen (Shelley Winters), quien se refugia de manera enfermiza en la religión. Pero ambas comparten la desdicha de que sus hijos fueron condenados por un asesinato atroz y han decidido huir juntas de la ciudad, cambiando sus nombres. En el horizonte queda el anhelo de seguir adelante, de alejarse de un pasado trágico, de intentar vivir. Pero no siempre es posible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feng Lanzhí
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow