Un telefilm interesante, que narra, o trata de narrar, la vida del Cardenal Tarancón, desde su juventud, en plena Guerra Civil, hasta la época de la Transacción, quiero decir, la Transición. El reparto lo hace bien, y José Sancho lo hace bien, aunque no se parezca mucho físicamente al hombre al que interpreta. Bueno, Carlos Areces no se parece mucho que digamos a Francisco Franco, y también lo interpreta, en uno de los momentos más impagables de la historia.

Teniendo en cuenta lo que emiten las cadenas de TV en España, el espectador, un espectador ideal que lo viera todo, acabaría conociendo más, mucho más, de la Historia y de los mitos de culturas y países extranjeros -sobre todo, de los Estados Unidos y del Reino Unido- que de su propia Historia y sus propios mitos. Eso tiene un nombre, colonialismo cultural, y en eso vivimos todos. Un telefilm como éste, con todos sus defectos, sirve al menos para paliar ese colonialismo. Antonio Hernández tiende a presentar al Cardenal Tarancón como a un héroe de la España del siglo XX, un héroe olvidado. Hoy día nos cuesta concebir a un cardenal como a un héroe, pero quizá Tarancón lo fue tanto como lo fueron otros héroes rescatados del olvido y el desconocimiento por las cadenas de TV a la hora de la cena. Aunque realmente no hace falta ser un héroe para protagonizar un telefilm de contenido histórico, ¿o sí?