Friday Foster (Pam Grier), fotógrafa de una revista de moda, es enviada una Nochevieja a cubrir la llegada al aeropuerto de Blake Tarr (Thalmus Rasulala), un millonario al que llaman "el Howard Hugues negro"; llegar al aeropuerto, ver bajar del avión al millonario, y encontrarse en medio de un tiroteo cuyo desencadenante es el intento de asesinato del acaudalado Blake, es todo uno, el tiroteo se acaba con varios policías y dos atacantes muertos, el tercero de ellos (Carl Weathers) a la fuga malherido, y Friday con el carrete lleno de imágenes del fregado.

En esas estamos, cuando durante un desfile de modelos en el que Friday se encuentra realizando su trabajo de fotógrafa, vuelta la mula al trigo, la modelo amiga de Friday, Clorils Boston (Rosalind Miles) que habíamos visto tenía algo que ver con ese tercer killer que escapo del aeropuerto (ya saben, Carl Weathers) asesinada de nuevo ante las narices de nuestra fotógrafa, agonizando con un cuchillo clavado en la espalda y pronunciando con su último aliento las palabras, "la viuda negra".

Con estos ingredientes, mas la entrada en escena de un senador corrupto, una iglesia al frente de la cual está un libidinoso Scatman Crothers, y el duro detective privado Colt Hawkins (Yaphet Kotto) ayudando en desentrañar la conspiración a Friday, tenemos una pasable blaxplotation rodada por Arthur Marks en las postreras bocanadas del genero. Si, tiene alguna escena topless con Pam Grier y alguna otra chica de las modelos, alguna escena de acción interesante (Yaphet Kotto vs Carl Weathers en una azotea, y un espachurre en cabina telefónica), y un puñado de actores negros de esos son todo un icono del genero (también anda por ahí Ted Lange haciendo el canelo, ya saben, el camarero Isaac de "Vacaciones en el mar"), pero ni esa trama de intrépida fotógrafa a la que los líos la buscan (al parecer el personaje nació como la primera tira cómica de un periódico – Chicago Tribune – con protagonista negra), ni Pam Grier limitándose a correr en las escenas de acción (bueno, mata a un malo de un disparo, que ya es algo) y a poner simpáticas sonrisas, logran destacar en nada mas allá que como curiosidad, y/o, un cierto interés por lo que tiene de cuesta abajo con tan blanditos enfoques (ni drogas, ni venganzas, ni prostitutas, ni proxenetas, y si mi apuran ni racismo) de un género que en sus mejores días nos dio títulos como "Coffy" y "Foxy Brown" (por mencionar 2 de las mejores de Pam Grier).