Sin tomar partido ni plantearse cuestiones morales, sobre la presencia del ejército norteamericano en suelo iraquí, nos narra la cuenta atrás de los 40 días que les resta a una brigada desactivadora de explosivos, para abandonar la primera línea, durante la ocupación de Irak, (con una realización abundante en escenas cámara al hombro y un cierto tono semidocumental), y las vicisitudes por las que pasan realizando su peligroso trabajo, así como el día a a día con los lugareños, en un entorno, que aquí se nos muestra como muy hostil. La historia se desarrolla de forma pausada, pese a lo cual las escenas de acción crean suspense y están rodadas de manera seca y contundente, haciendo particular hincapié, en el aguerrido tipo que lleva desactivadas más de 800 artefactos en su curriculum, y que se enfrenta a estos haciendo gala de una innecesaria temeridad y sin respeto por la siempre presente muerte por detonación, cosa que llena de contrariedad a su inmediato superior. Guy Pearce y Ralph Fiennes, apenas aparecen, aunque especialmente el primero, tiene bastante peso en la historia. Buen drama bélico y muy interesante, como prácticamente todo el trabajo de esta correosa y buena moza directora, que a pesar de mi inquietud, en el último tramo aparece su poderosa e inquietante impronta.