Todo esto a modo de buena presentación de personajes y circunstancias en su primer tercio de metraje, a partir de aquí, con el inicio de la escalada por parte de los 2 hermanos, las buenas escenas de escalada en las que vemos al experimentado cincuentón Zachary (evidentemente se trata de un doble de Spencer Tracy), subiendo prácticamente arrastras a ese malnacido que tiene como hermano, viendo como ese virus de la montaña despierta sus días de gloria como alpinista y le hace gozar como un chaval ("nadie ha subido en esta época del año hasta aquí", exclama en tono apasionado), la llegada al lugar del siniestro donde encuentran a una pasajera viva (Anna Kashfi, casada con Marlon Brando un año después, y madre del malogrado Christian Brando), la cual Zachary decide intentar bajar a toda costa, mientras Chris considera esto un serio contratiempo para gozar del botín arrancado del cuerpo de los muertos, y el enfrentamiento y desenlace que tal circunstancia supone, tenemos tanto un inquietante cuasi thriller de gran carga dramática, como un emotivo canto a la bonhomía de un hombre haciendo lo correcto, y hasta pretendiendo justificar lo injustificable en aras de conservar el buen nombre de su hermano, como una buena película de escalada en alta montaña (son pocas las escenas de escalada pura y dura, pero bien rodadas y mostradas), en la que mediante un precioso Technicolor se nos muestra en toda su grandeza esos paisajes del macizo del Mont Blanc donde está rodada y ambientada.

En resumen, adaptación de una novela escrita por Henry Troyat, y dirigida con oficio y acierto por el peso pesado Edward Dmytryk, estamos ante una buena película (tanto de ese olvidado genero de alta montaña, como en interés dramático) que además supone un interesante y buen duelo interpretativo entre Spencer Tracy y Robert Wagner (la estrella y el novato, que aunque chirríen un poco como hermanos debido a la diferencia de edad, acaba convenciendo al espectador) que realmente merece la pena ver.