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España España · madrid
Voto de tiznao:
7
Thriller. Cine negro Emily, una joven de 20 años, le propone matrimonio al botones de un hotel para poder llegar hasta el juez de Paz. Una vez logrados sus planes, lo asesina, huye y se refugia en la casa de una anciana paralítica y muda a la que cuida. La policía no logra dar con ella, pero la sobrina de la anciana y su novio empiezan a sospechar de ella. (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2009
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gélida rubia (con un cierto parecido a la Janet Leigh de “Psicosis 1960”), cargada de billetes que dice llamarse Miriam Webster (Joan Marshall), tras alojarse en un hotel le hace una oferta a Jim Nesbitt (Richard Rust), un atractivo botones del mismo, consistente en que se case con ella e inmediatamente después anular el matrimonio.
Ante tan generosa oferta el botones acepta, dirigiéndose a altas horas de la noche a la casa del juez de paz Alfred S. Adrims (James Westerfield), el cual acepta casarlos a tan intempestiva hora incentivado por los 50 dólares que le ofrece la rubia por la inusual petición (impagable el aspecto del juez, recién levantado y con una cerveza en la mano). En el justo momento que el juez dice aquello de “puedes besar a la novia”, la rubia saca un cuchillo y apuñala repetidamente y con ensaño al mismo ante el estupor del botones y de la mujer del ya difunto juez, tras lo cual se monta en el coche y huye de la escena del crimen en una escena que nos vuelve atraer a la memoria a la de Janet Leigh en el coche en (de nuevo) “Psicosis 1960”).
A partir de aquí y siguiendo las recomendaciones hechas en su día por William Castle de por nada del mundo revelar el final a nadie que no la haya visto (a mi juicio cualquier mención al resto de los personajes implicados supondría un spoiler para cualquier espectador mínimamente avezado), me limitare a reseñar que estamos ante una autentica joyita rodada un año después de Psicosis y que más que una psicosisxplotation, calificaría como una gamberra, divertida y brillante vuelta de tuerca a la obra maestra de Alfred Hitchcock (atención a la presentación al más puro estilo “Alfred Hitchcock presenta” por parte de William Castle antes de iniciarse la película y a la ralentización de la trama en el clímax precedente al desenlace de la trama, durante la cual vemos sobreimpreso un reloj marcando la cuenta atrás de 45 segundos, mientras la voz en off de William Castle nos dice que es el tiempo de que disponen los espectadores para abandonar la sala, sopena de sufrir un infarto ante lo que van a ver a continuación).
Absolutamente recomendable.
tiznao
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