Titulada originalmente Predator 3: Interceptors, esta cinta no es otra cosa que el argumento de Depredador pasado por el pasapurés de la serie B o mejor de la serie C. ¿La historia? Un comando de mercenarios de élite y dos científicos visitan territorio mejicano tras la caída en las proximidades de una conflictiva aldea de un objeto volante no identificado en el que por supuesto habrá algo, y no precisamente amistoso. ¿Les suena?
Analizando detenidamente, el citado comando lo conforman tres tipos (el jefe con cara de palo, el negro gracioso y el rubio que no pinta nada) con un físico, dentro de lo cachas, tirando a normal. Además, visten de paisano y sus armas se reducen a una simple pistola por cabeza.
Los efectos especiales son de risa (en especial las apariciones del marciano y el propio marciano en sí, que parece el primo extraterrestre del muñeco de la Guía Michelín), se notan en todo momento los insertos digitales, se producen incongruencias (el rayo verde desintegra a los protagonistas pero a los extras, en plena batalla, solamente les quema la camisa) y cuando el marciano ataca individualmente, se recurre mover la cámara a otro lado mientras se oyen los gritos y luego volver a enfocar una vez todo ha acabado. Además, el bicho se toma en serio lo de ser el hermano bastardo del Depredador y le plagia varias de sus habilidades, como hacerse invisible de forma rara, aunque también se luce con habilidades propias, como convertirse en aquello que mata (cosa que se agradece y mucho, ya que entre el tiempo que se pasa siendo invisible y el que dedica a usurpar a otros, nos libra durante buena parte de la película de ver su mierdoso aspecto).
Aunque lo más risible de todo es el pueblo mejicano en el que ocurre todo. El jefazo cara de palo mira su GPS al llegar y dice que en la zona viven unas 200 personas, pero lo único que vemos en toda la cinta es una calle sacada de una película del oeste de bajo presupuesto y donde el único lugar habitado es el puticlub, lleno de mafiosos borrachos capitaneados por un histriónico tipejo barbudo que parece un mariachi con resaca. Menudo retrato de Méjico.
Y para terminar, decir que la escena supuestamente humorística que ocurre al final, hace de todo menos gracia y no viene a cuento.

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