La cocina del infierno tiene hoy el atractivo de ver a Angelina Jolie antes de su explosión, en aquellos años 90 maravillosos que tuvo llenos de interpretaciones de lo más carismáticas y energéticas. Además, aparecen por allí también actores como Rosanna Arquette, William Forsythe o Mekhi Phifer, que no es moco de pavo.
Y ese es el atractivo de la película, la verdad, porque el resto no es demasiado destacable, básicamente porque la historia que nos está contando tampoco es nada del otro mundo. Ya saben: clásico drama de barriada marginal, o semi-marginal, de Nueva York, con ex-delincuentes buscando una nueva oportunidad en su vida a través del deporte (el boxeo, ese combate salvador) y la reparación de relaciones con viejas amistades y amores.
Una película bastante floja.

Lo mejor: El reparto está lleno de nombres conocidos, aunque no sean sus mejores interpretaciones.
Lo peor: No cuenta una historia demasiado interesante.