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Voto de Sibila de Delfos:
10
Drama En 1692, en la puritana ciudad de Salem (Massachussetts), un grupo de chicas es acusado de practicar la brujería. Una de ellas, Abigail Williams, procesada por esta razón, presenta a su vez cargos contra John Proctor y su esposa Elizabeth para vengarse de ellos: cuando fue su sirvienta tuvo una aventura con John, que acabó rechazándola para volver con su mujer. (FILMAFFINITY)
6 de julio de 2007
37 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica adaptación de la inmortal y universal obra teatral de Arthur Miller. Inmortal porque es magnífica, desgarradora, trágica, impactante y mil cosas más. Y universal porque la historia que cuenta se repite constantemente en nuestro mundo del siglo XXI, lo que demuestra que el ser humano es capaz de tropezarse mil veces con la misma piedra.
Implacable demostración de lo peligrosas que son la intolerancia y la ignorancia, denuncia el fanatismo religioso de ese Salem que podría ser cualquier otro lugar del mundo, y establece una comparación con la "caza de brujas" de McCarthy en los años 50. No por casualidad, el propio Miller fue perseguido por sus supuestas "actividades antiamericanas".
Y qué decir a estas alturas de un actor como Daniel Day-Lewis, que parece haber nacido para el papel de John Proctor (impagable en el momento de la confesión de su secreto al tribunal, y en toda la secuencia final, una de las más demoledoras que servidora ha visto). O de Winona Ryder en sus buenas épocas, antes de que le diese por robar bragas. La actriz tiene a su cargo el papel más desagradable de la obra, el de Abigail williams, un auténtico monstruo sediento de venganza que se gana desde su primera aparición el odio del espectador. Y ella lo borda, personificando magistralmente su desquiciamiento y su falta de escrúpulos. Todo lo contrario que la muy dulce y adorable Joan Allen, no menos perfecta como Elizabeth Proctor.
Para qué decir más cosas. Véanla. Es una película necesaria para recordarnos lo que nunca debe volver a pasar y sin embargo pasa cada día. Chapó.

Lo mejor: El duelo interpretativo entre Day-Lewis y Ryder, y la fidelidad casi absoluta de Miller hacia su propio trabajo.
Lo peor: Nada
Sibila de Delfos
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