Ésta película es Dickens en estado puro, con su maniqueísmo y su crítica social, pero también con su maravillosa ternura y capacidad para llegar hasta al corazón más duro.
Por si fuera poco, no sólo es una adaptación casi literal de la novela del maestro (que tantísimo ha influenciado a autores como Roald Dahl, CS Lewis o JK Rowling), sino que presenta un lujosísimo trabajo técnico que ayuda a introducirnos en la Inglaterra victoriana más cruel y a la vez llena de amor. Y si encima aparecen por la pantalla actorazos de la talla de Maggie Smith, Bob Hoskins, Imelda Staunton o Ian McKellen, pues el disfrute es ya absoluto.
De visionado obligatorio si se tiene la ocasión.

Lo mejor: Todo, destacando especialmente a todos los actores (atención al espléndido trabajo de Daniel Radcliffe y Ciarán McMenamin como David en las diferentes etapas de su vida).
Lo peor: Nada, aunque es posible que el ritmo sea algo lento de vez en cuando durante la segunda parte del relato, una vez Radcliffe deja su sitio a McMenamin.