Algo extraña película de intriga criminal, inglesa por todos los poros, esto es, en cuanto a ambientación, personajes y espíritu.
Y si digo "extraña" no es por cuanto no se entienda el argumento, algo enrevesado en sí, sino porque la historia tiene matices que se salen de lo corriente en cuanto a la idiosincrasia de algunos personajes, por ejemplo el más rico en el plano psicológico, el de Peter Lorre, actor que como siempre hace un excelente trabajo.
Tiene escenas costumbristas como los de la playa, con los excursionistas, llenos de ternura, algo infantil en ocasiones, unido a un envolvente clímax de intriga.
Es por todo ello interesante, pero sucede que Ken Annakin, director que tiene buenas obras, en esta ocasión se muestra algo rígido en cuanto al ritmo se refiere, con muchos diálogos y poca acción y movimiento.
Sí que hay alguna buena escena, como el intento de asesinato con lancha a motor y su febril parte final, pero el resto es algo envarado, lo que merma el entretenimiento.
Un ejemplo de cine inglés de la época, comienzos de los cincuenta, con buenos intérpretes de reparto y que en esta ocasión no deja demasiada huella pero no debe caer en saco roto.

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