"- ¿Puedo sentarme con Ud.?
- Bueno, pero mi esposo vendrá enseguida.
- Entonces no tardaremos en conocernos".

Pues, sin ser una buena película en sí misma, sí que la considero como una de las que más me ha gustado del bueno de Cahn.
La cinta se ve sin problemas y no tiene mucho que destacar en cuanto a técnica cinematográfica empleada.
Es distraída en su mayor metraje, viéndose sin pasión ninguna. Tiene escaso interés durante dos tercios pero, de repente, todo cambia cuando se sabe el quid de la cuestión, la verdadera personalidad de rol de siempre excelente Edmund Gwenn ("Calabuch").
Es en ese momento, cuando faltan veinte minutos o así para finalizar el film, cuando todo adquiere consistencia, lográndose unos minutos finales de gran intensidad dramática donde valores como la dignidad, el patriotismo y/o una especia de heroísmo sin verdaderamente serlo, aparecen con brío y la intriga llega a altas cotas de entretenimiento.
Una película, pues, que va claramente de menos a más, siendo mediocre durante muchos minutos y muy atractiva en su parte final.
Irregular pues, pero me ha dejado finalmente un buen sabor de boca. ¡Bien por el bueno de Cahn!

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