Estimable film típicamente británico, que aunque dentro del género bélico, se adentra en otros vericuetos tocando diversos temas como el fin de una era colonialista para dar paso a la independencia y total libertad de un país ocupado, la lealtad al estamento militar con todo lo que ello lleva, así como a su Majestad la Reina de Inglaterra y los valores que de ello se derivan.
La disciplina y ordenanzas llevados a las últimas consecuencias, la socarronería de los oficiales, ya de vuelta de todo, la obediencia, las estrictas normas que derivan de los rangos y rasgos inequívocamente racistas ("micos achocolatados" refiriéndose a soldados africanos...
Todo ello narrado de forma ágil, con estupendos diálogos que alternan momentos realmente jocosos y divertidos con otros de intensidad dramática que advierten de la peligrosa situación en la que se hallan los protagonistas.
John Guillermin, realizador interesante siempre logra de sus intérpretes notables composiciones, destacando el gran Richard Attenborough, que ganó el Bafta al mejor protagonista. Por su parte, aparece una Mia Farrow jovencísima y bellísima, un poco metida con calzador en la historia.
Una cinta curiosa, dinámica y siempre interesante, que deja un buen sabor de boca, entre otros motivos por su contundente y clarificador final.
Soberbia fotografía en blanco y negro del gran Douglas Slocombe.

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