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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
6
Comedia. Drama Henry King adaptó una obra teatral de Rida Johnson Young, sobre las peripecias de un personaje real, Robert Fulton, inventor del barco de vapor. El film sigue sus pasos desde su llegada a Nueva York, en 1807, cuando apenas nadie cree en sus proyectos. Confía en él la posadera Pat O'Day, que ofrece a Fulton cobijo y ayuda financiera. Esto desata los celos de Charles Browne, el novio de Pat. Además, los marineros de la región temen que el ... [+]
10 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tratar de trasladar a la pantalla la biografía de un hombre de ciencia y que esta resulte apasionante, cinematográficamente hablando, no tiene que ser nada fácil, ya que rara vez las vidas de estos hombres poseen los suficientes sobresaltos que puedan despertar las emociones en el espectador.
Dicho esto, esto es lo que, me parece, acontece en esta película.
Henry King nos presenta a Robert Fulton, el inventor, en 1807, del primer barco de vapor. Ese precioso cacharro con enormes ruedas de paletas a los lados que, a partir de entonces, surcaría las aguas de los ríos arriba y abajo y cuya estampa Mark Twain, dejaría indisolublemente unido a nuestra imagen del río Mississipi.
La película nos cuenta la historia de Fulton desde que recala en Nueva York procedente de Inglaterra, sin un chavo en el bolsillo pero con una maqueta del barco a escala preciosa, y sus intentos por conseguir financiación.
Y no sé. pero a mí me da que casi toda la historia es un cuento chino.
Fulton se encuentra con que, debido a la guerra de Europa, los posibles inversores del proyecto se echan atrás y que es la posadera de la taberna del puerto la que, con sus argucias y picaresca, consigue el dinero suficiente para su fin.
Curiosamente, es toda esta historia la que mejor funciona en el film, es decir, la parte inventada, porque es ahí donde podemos regodearnos con un poquito de acción y humor, con su pequeño conflicto sentimental a tres bandas, sin olvidar las innumerables trabas que le pondrá el personaje que encarna Ward Bond, marinero del puerto, que encabezará la rebelión contra el hombre que amenaza sus puestos laborales.
La película se deja ver porque King sabe dotarla de fluidez y ritmo. Unas peleas por aquí, un pequeño romance por allá, gotitas de humor y ciertas escenas de innegable belleza ( el hundimiento del barco), consiguen que el espectador siga atento a la pantalla y se entretenga pero, como biografía, desde luego, el espectador se queda igual que antes.
Izeta
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