Curiosa película, muy extraña en la filmografía de G. Ulmer, director de serie B especializado en cine negro ( nos regaló la soberbia " Detour" entre otras), que aquí y siempre manejando muy poco presupuesto, se nos lanza con una comedia de tintes navideños, con muchos buenos momentos que derrochan simpatía dentro de un film algo desconcertante e irregular.
Tres chorizos huyen de la policía tras un golpe y se esconden en una iglesia. Roban tres sotanas y vestidos de curas se refugian en una vieja misión abandonada donde pasan la noche junto a unos cuántos hombres sin techo.
Cuando la policía los encuentra, creerán estar ante tres reverendos de verdad y éstos, se verán en la tesitura de tener que fingir que han ido a restaurar la vieja misión.
La verdad es que la peli tiene puntos muy buenos ( algunos tipo cine mudo) y también algunos diálogos son estupendos ( los puestos en boca del cura verdadero me encantan).
Los tres impostores también están muy bien, cada uno con su personalidad, a los cuales esta experiencia les hará replantearse sus vidas.
Pero no todo es perfecto. La peli tiene sus altibajos, el ritmo es irregular y el guion tampoco es muy consistente.
Sin embargo, sí creo que los amantes del cine clásico tienen que verla. Original y personal lo es, desde luego. Y muy simpática, también.