Es indudable que los que votan en esta página este tipo de películas ( me estoy refiriendo a las series B de la época) tienden a valorarlas en función de sus gustos personales o preferencias de género ( en los que, claramente, el cine negro, el western o el fantástico salen vencedores), mientras que, una comedia musical como ésta, es vapuleada sin compasión a pesar de que de ningún modo lo merece ya que cumple con creces y con gran corrección, la función a la que estaba destinada.
Dirigida por Anthony Mann ( sí, sí, el de los westerns, ¿será este su pecado?), antes de su salto a la fama, se trata de una cinta de las que tanto proliferaron entonces, modesta y corta, 67 minutos de duración, seguramente destinada a los programas de sesión doble y aunque estrenada en 1946, ya finalizada la contienda, no cabe duda que estaba pensada para recrear y animar a un público que se encontraba sumergido en ella.
Y yo creo que Mann hace un trabajo impecable teniendo en cuenta de lo que dispone.
Es una comedia amable, divertida, estereotipada pero bien hecha. Ligera, ágil, con un ritmo perfecto y bien narrada. No nos va a sorprender en ningún momento ( ni falta que hace) pero nos va a proporcionar un buen momento de evasión y placer, sin pretensiones pero también sin defectos.
Frances Langford era una buena cantante de la época y en esta película nos va a deleitar con su bonita voz y unos cuantos números musicales, agradables, cálidos, que adornan vistosamente la cinta, bien integrados y ( algo para mí muy importante) que no entorpecen la trama principal por lo demás, sencilla.
Por otra parte, el argumento se presenta de sobras conocido pero siempre tiene su encanto pues se trata de la eterna y secreta venganza que los pobres y dignos, siempre estamos soñando con ejecutar contra los presumidos y malvados ricos.
Aquí en el papel de mala tenemos a una joven Jane Greer ( que lo hace tan bien que es comprensible lo que luego nos regalaría después) y de protagonista masculino a un Ralph Edwards muy correcto aunque, deliberadamente, ingenuo. Los secundarios que aportan sal y gracia a la historia contribuyen al tono festivo del film convirtiendo esta cinta en una fresca limonada. Su sabor no sorprende, pero es un trago que sienta bien.