Rusos, conspiraciones, mensajes cifrados y espías a gogó.
La trama hará resoplar a más de uno cuyo interesante comienzo en forma de road movie, se va tornando más y más inverosímil a medida que tratan de encajar las piezas, casi a martillazos, involucrando a la CIA, al FBI, al siniestro doctor y a la base militar de misiles teledirigidos USA.
Cuando muchas veces digo que menos es más es por tramas como ésta que, partiendo de una base simple, misteriosa, prometedora y atractiva, no resisten la tentación de retorcerla haciendo que pierda el encanto de su sencillez.
Lo mejor, lo que tiene de road movie y la relación que se forma entre los dos protagonistas.
Ella, (Ruth Roman), convenientemente ambigua, misteriosamente intrigante, no sabemos qué se trae entre manos ni si es de fiar, a Sterling Hayden le toca averiguarlo una vez que se ha metido hasta las trancas en el lío y en su coche, que no aprenderán en la vida estos chavales, montarse así, por las buenas, con una desconocida.
Yo por eso no me fío del sistema de Uber que vete tú a saber a quién te toca como compañero de viaje.
Hay que decir en su favor que la intriga está muy bien llevada, si cerramos los ojos ante la endeble historia, consiguiendo que el espectador mantenga el interés hasta el final.
Algunas escenas que otras resultan destacables y el conjunto se revela como una película entretenida pero, fácilmente, podría haber sido mejor si se hubieran mantenido en el terreno más llano y cotidiano.