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Colombia Colombia · Bucaramanga
Voto de Antares:
7
7,6
28
Documental Huyendo del campo, Blanca vive con tres de sus nietos en la frontera de Bogotá. En plena adolescencia, Didier, el mayor, decide abandonarla. A la distancia Blanca trata de protegerlo invocando a las benditas almas, mientras refuerza su atención sobre los dos más jóvenes, Camilo y John, por miedo a que se también se pierdan. Es la lucha de una abuela por el futuro de los suyos; una historia milenaria en un contexto contemporáneo de exclusión. (FILMAFFINITY) [+]
11 de mayo de 2017
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Cesó la horrible noche, y con la luz del alba los espíritus ancestrales buscan repoblar nuestra cotidianidad. La brujas de "En los escondido", el Mohán de "El abrazo del río", y las ánimas benditas de "Noche herida", la película que completa la trilogía de Rincón Gille, quieren abrirse paso en una realidad que es ya muy diferente.
La crudeza de los tugurios de Bogotá quizá no sea el lugar idóneo para invocar a la magia, pero ahí está, corre por nuestra sangre la capacidad de crear mundos más benévolos con las palabras para soportar lo insoportable. Quizá sea esta cualidad narrativa la que mantiene la esperanza de Blanca, la que ayudó a Carmen a vivir el desplazamiento forzado, y la que transforma los cruentos episodios del Magdalena medio en historias de sabor a mito.
La noche de Rincón Gille se muestra mucho más apacible en esta película. Ya no es la noche clara del río, a la que la luna le ayuda a buscar cuerpos mutilados. Ya no es la noche de la opresión paramilitar, que tumba las telarañas del sueño a patadas. Es la herida de una noche que apenas comienza a sanar, es la noche del respiro, de la reconstrucción de las ruinas de la violencia. La cicatriz reciente de tantas familias, cuyas historias se podrían entrelazar en una película sin fin, como pasa en "Noche herida", que termina siendo varias historias a la vez.
El cine de Rincón Gille es un espacio para imaginar. El director destaca, como en sus otros trabajos, por su silencio. Su falta de presunción nos permite lograr ese efecto de identificación con el otro, único fin del arte. No es la cámara de Rincón Guille panóptico de la miseria, sino que nos involucra sin involucrarse. No es su voz, sino la de sus protagonistas la que enraíza la fantasía . Su obra es un canto que invoca a los seres de la noche para que pueblen de nuevo nuestros caminos y las veredas de nuestras vidas. Un canto hecho cine.
Antares
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